DOCENTE DE PRIMARIA

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DAIP/CRT

miércoles, 26 de junio de 2013

MURAL EDUCATIVO CON RECICLAJE


Puya raimondi


La titanca o puya Raimondi (Puya raimondi) es una de las plantas más impresionantes que existe. Pariente de la piña, es la bromeliácea más grande, y tiene además varias características que la hacen única.

Durante decenas de años, sus hojas espinosas van creciendo hasta parecer, en la distancia, un chagual (maguey o ágave, en otras partes del mundo) gigante, de hasta cuatro metros de altura, y que de por sí constituye un espectáculo inusual en la aridez llana de la puna.



Descubierta, por primera vez en 1830, por el científico francés Alcides D'Orbigny en la región de Vacas (Bolivia). Posteriormente, el italiano Antonio Raimondi descubrió en el Perú.

LEYENDA DE MARÍA JOSEFA

Era una mujer hermosa, aseguran los antiguos moradores en las inmediaciones de la quebrada de Llanganuco. Incuestionable casta y piadosa, tenía los rasgos finos y delicados, la edad joven y la piel aterciopelada. La historia cuenta que, un buen día, la bella muchacha conoció a un caballero, apuesto y adinerado, cuyo nombre nadie parece recordar hoy en día. Este hombre, hacendado y poderoso, la pretendía y deseaba, pero María Josefa no respondía a sus maniobras seductoras. Tanta fue la presión de aquel sujeto, que ella decidió huir. Entonces emprendió camino por un antiguo sendero de arrieros que serpenteaba en dirección este. Su propósito era cruzar la maciza y agreste Cordillera Blanca, hacia el Callejón de los Conchucos, donde nadie la encontraría, mucho menos aquel personaje que la perseguía sin descanso. En un momento en que la muchacha se detuvo a descansar, al costado del camino, muy cerca de la laguna Llanganuco, el hacendado apareció de pronto, montado sobre un caballo. Se bajó y se acercó a la muchach asustada y sorprendida por tan inesperada e indeseable presencia ofreciéndole riquezas y posición social a cambio de su amor. Ella se negó una vez más. El hombre, preso de la ira e impotencia, sacó una daga y se la clavó violentamente en el corazón. La joven y bella mujer cayó en un charco de sangre, ante la atónita mirada del hombre, quien huyó despavorido sin prestarle ayuda. María Josefa murió bajo las frías sombras de los nevados Huascarán y Huandoy y, según reza la leyenda, está enterrada en la gruta situada al borde del camino que ahora lleva su nombre.


martes, 25 de junio de 2013

Un loco viaje en Combi



REcursos EDucativos TICS

http://luisamariaarias.wordpress.com/recursos-interactivos/

La odisea de Homero


Lectura : La odisea de Homero - Prueba de comprension lectora

Apenas el sol se puso y sobrevino la oscuridad, Circe me cogió de la mano, me hizo sentar separadamente de los compañeros y, acomodándose cerca de mí, me preguntó cuanto me había ocurrido; y yo se lo conté por su orden. Entonces me dijo estas palabras:

-Oye ahora lo que voy a decir y un dios en persona te lo recordará más tarde: llegarás primero a las sirenas, que encantan a cuantos hombres van a su encuentro. Aquel que imprudentemente se acerca a ellas y oye su voz, ya no vuelve a ver a su esposa ni a sus hijos rodeándole, llenos de júbilo, cuando torna a su hogar; las sirenas le hechizan con el sonoro canto, sentadas en una pradera en el centro de un enorme montón de huesos de hombres putrefactos cuya piel se va consumiendo. Pasa de largo y tapa las orejas de tus compañeros con cera blanca, mas si tú deseas oírlas, haz que te aten los pies y manos a la parte inferior del mástil, y que las sogas se liguen a él: así podrás deleitarte escuchando a las sirenas. Y en caso de que supliques o mandes a los compañeros que te suelten, atente con más lazos todavía.

Así dijo; y al punto apareció la Aurora, de áureo trono. La divina entre las diosas se internó en la isla, y yo, encaminándome al bajel, ordené a mis compañeros que subieran a la nave y desataran las amarras. Embarcáronse acto seguido y, sentándose por orden en los bancos, comenzaron a batir con los remos el espumoso mar. Por detrás de la nave de azulada proa soplaba próspero viento que henchía la vela; buen compañero que nos mandó Circe, la de lindas trenzas, deidad poderosa, dotada de voz.

Colocados los aparejos cada uno en su sitio, nos sentamos en la nave, que era conducida por el viento y el piloto. Entonces alcé la voz a mis compañeros, con el corazón triste, y les hablé de este modo:

-¡Oh amigos! No conviene que sean únicamente uno o dos quienes conozcan los vaticinios que me reveló Circe, la divina entre las diosas; y os los voy a contar para que, sabedores de ellos, o muramos o nos salvemos, librándonos de la Parca. Nos ordena lo primero rehuir la voz de las divinales sirenas y el florido prado en que éstas habitan. Sólo yo debo oírlas; pero atadme con fuertes lazos, en pie y arrimado a la parte inferior del mástil para que me esté allí sin moverme. Y en el caso de que os ruegue o mande que me soltéis, atadme con más lazos todavía.

Mientras hablaba, la nave llegó muy presto a la isla de las sirenas, pues la empujaba un viento favorable. Desde aquel instante echose el viento y reinó sosegada calma, pues algún numen adormeció las olas. Levantáronse mis compañeros, amainaron las velas y pusiérolas en la nave; y, habiéndose sentado nuevamente en los bancos, emblanquecían el agua, agitándola con los remos de pulimentado abeto. Tomé al instante un gran pan de cera y lo partí con el agudo bronce en pedacitos, que me puse luego a apretar con mis robustas manos. Pronto se calentó la cera, porque hubo de ceder a la gran fuerza y a los rayos del soberano Sol, y fui tapando con ella los oídos de todos los compañeros. Atáronme éstos en la nave, de pies y manos, derecho y arrimado a la parte inferior del mástil; ligaron las sogas al mismo; y, sentándose en los bancos, tornaron a batir con los remos el espumoso mar. Hicimos andar la nave muy rápidamente, y, al hallarnos tan cerca de la orilla que allá pudieran llegar nuestras voces, no les pasó inadvertido a las sirenas que la ligera embarcación navegaba a poca distancia y empezaron un sonoro canto.

-¡Ea, célebre Odiseo, gloria insigne de los aqueos! Acércate y detén la nave para que oigas nuestra voz. Nadie ha pasado en su negro bajel sin que oyera la suave voz que fluye de nuestra boca, sino que se van todos, después de recrearse con ella, sabiendo más que antes, pues sabemos cuántas fatigas padecieron en la vasta Troya griegos y troyanos por la voluntad de los dioses, y conocemos también todo cuánto ocurre en la fértil tierra.

Esto dijeron con su hermosa voz. Sintióse mi corazón con ganas de oírlas, y moví las cejas, mandando a los compañeros que me desatasen; pero todos se inclinaron y se pusieron a remar. Y, levantándose al punto Perimedes y Euríloco, atáronme con nuevos lazos, que me sujetaban más reciamente. Cuando dejamos atrás las sirenas y ni su voz ni su canto se oían ya, quitáronse mis fieles compañeros la cera con que había yo tapado sus oídos y me soltaron las ligaduras.


HOMERO
PRUEBA DE COMPRENSIÓN DE LECTURA



1.- ¿Quién le enseñó a Ulises cómo librarse de las sirenas?

a) La diosa Parca.

b) La Aurora.

c) La diosa Circe.

2.- ¿Qué hacían las sirenas con los hombres que se acercaban?

a) Los encantaban.

b) Los mataban.

c) Los dormían.

3.- ¿Qué medios usaban las sirenas para hechizar?

a) Su conversación.

b) Un sonoro canto.

c) Sus gritos.

4.- ¿Qué tenía que hacer Ulises con los marineros?

a) Taparles los oídos con cera.

b) Atarlos a un mástil.

c) Taparles los ojos.

5.- ¿Cómo debía estar Ulises?.

a) Con las orejas tapadas de cera blanca.

b) Atado a la parte inferior del mástil.

c) Con los ojos tapados.

6.- ¿Con qué les premió Circe?

a) Con un mar en calma.

b) Con una mañana espléndida.

c) Con un viento favorable.

7.- Los marineros no debían oír a las sirenas ni:

a) Dejarse invitar por ellas.

b) Pisar el florido prado en que las sirenas habitan.

c) Comer lo que les dieran.

8.- ¿Qué pidieron las sirenas a Ulises?

a) Que detuviera la nave.

b) Que subieran a la isla.

c) Que comieran lo que les ofrecían.

9.- ¿Quién ató de nuevo a Ulises?

a) La diosa Circe.

b) La diosa Parca.

c) Perimedes y Euríloco.

10.- ¿Detuvieron la nave para oír a las sirenas?

a) Si.

b) No.

c) Un poco.

El caballero y el mozo

El caballero y el mozo

Un mozo que se llamaba Pedro entró al servicio de un caballero. Y aunque Pedro nunca había trabajado como criado de nadie, ponía mucho interés en aprender su nuevo oficio.
En una ocasión, estando el caballero charlando con otros señores amigos suyos, decidió llamar al mozo para burlarse de él.
-Pedro -le dijo el caballero-, esta tarde quiero invitar a merendar a mis amigos. Ve ahora mismo a la plaza y compra tres kilos de uvas y tres  kilos de ayes.
-¿Tres kilos de qué, mi señor?
-¡Tres de uvas y tres de ayes! ¿O es que no me has oído? ¡vamos, vamos, date prisa, que estas esperando!
Pedro,  asustado, salió volando de la casa y se dirigió  al mercado de la plaza del pueblo.
-¿Qué será aquello de los ayes? –Decía Pedro para sí- nunca oí hablar de nada semejante.
Cuando Pedro llegó al mercado, compró rápidamente los tres kilos de uvas y preguntó a uno de los vendedores si tenía ayes. El vendedor le miró malhumorado y dijo:
-¿Crees que vengo yo aquí a  perder el tiempo? ¡Largo muchacho, no me molestes¡
Pedro, sin comprender lo que pasaba, se dirigió a otro vendedor.
-Vaya, vaya muchacho… Así que tres kilos de ayes… -le dijo riéndose sin parar-. Pues anda, pregunta por la plaza  a ver quién los vende.
Después de un buen rato, Pedro se dio cuenta de que su amo se había burlado de él. Y decidió darle un escarmiento. Entonces cogió un buen  puñado de ortigas y los puso dentro de la bolsa tapando bien las uvas que había comprado.
Cuando Pedro llegó a la casa, el caballero le mando llamar y le preguntó riendo:
-¿Qué, Pedro,  has traído lo que te encargué?.
-Sí, señor  - respondió Pedro -.Lo traigo todo aquí, en esta  bolsa.
El caballero, lleno de curiosidad, mandó a Pedro que le acercara la bolsa y, sin pensarlo dos veces, metió la mano  dentro.
-¡Ay, ay, -gritó el caballero mientras sacaba la mano.
-Y debajo de los ayes están las uvas -dijo Pedro resueltamente.
Los amigos del caballero se echaron a reír y convencieron al caballero de que no castigase a Pedro, ya que pocos podían tener a un mozo tan ingenioso a su servicio.
Anónimo

Luego de la lectura, marca con una x la letra de la respuesta correcta :

1.- Entre los personajes ¿Quiénes son los protagonistas principales?
  • a)    El caballero  y sus amigos.
  • b)    Los vendedores del mercado.
  • c)    Pedro
  • d)    Pedro y el caballero.
2.-¿Cuál es el hecho  resaltante de la historia?
a)    Saber que en el mercado  venden ayes.
b)    Que los amigos del caballero eviten el  castigo a Pedro.
c)    Qué el caballero se haya burlado de Pedro.
d)    Qué Pedro le diera una lección al caballero  llevando uvas envueltas en ortigas.

3.-¿Porqué puso uvas y ortigas a la bolsa?
  • a)    Quiso vengarse de su patrón.
  • b)    Quiso darle una lección ejemplar.
  • c)    Quiso demostrarle su habilidad al patrón.
  • d)    No encontró ayes y lo reemplazó.
4.- Como convencieron los amigos al caballero para que no castigase a Pedro?
  • a)    Le dijeron que lo tenía merecido por ser bromista.
  • b)    Se echaron a reír tomándolo como una  broma.
  • c)    No le  dieron mayor importancia.
  • d)    Diciéndole que pocos podían tener un mozo tan ingenioso a su servicio.
 5.-¿Qué quiere  decir:  el vendedor le miró malhumorado?
  • a)    El vendedor le miró colérico.
  • b)    El vendedor le miró malcriado.
  • c)    El vendedor le miró maldadoso.
  • d)    El vendedor le miró malicioso.
6.-¿Por qué  Pedro puso mucho interés en su nuevo trabajo?
  • a)    Porque el patrón era su amigo.
  • b)    Porque muchas veces ya había trabajado en este oficio.
  • c)    Porque Pedro  quería quedar bien con el caballero.
  • d)    Todas las anteriores.
7.- Cuando en el texto dice  salió volando de la casa ¿A qué se refiere?
  • a)    Salió lo más rápido que pudo.
  • b)    Salió en un avión.
  • c)    Salió presumido.
  • d)    Salió  contento.
8.- ¿Por qué crees que el caballero sacó rápidamente la mano de la       bolsa?
  • a)    Porque  quería comer las uvas.
  • b)    Porque le pincharon las ortigas
  • c)    Porque estaba apurado.
  • d)    Porque  estaba de hambre.
9.-¿Crees que el caballero hizo bien  burlándose de Pedro?

lunes, 24 de junio de 2013

EL SILENCIO (Poema)








EL SILENCIO

Cuando tú te quedes muda,

cuando yo me quede ciego,

nos quedarán las manos

y el silencio.




Cuando tú te pongas vieja,

cuando yo me ponga viejo,

nos quedarán los labios

y el silencio.




Cuando tú te quedes muerta,

cuando yo me quede muerto,

tendrán que enterrarnos juntos

y en silencio;




y cuando tú resucites,

cuando yo viva de nuevo,

nos volveremos a amar

en silencio;




y cuando todo se acabe

por siempre en el universo,

será un silencio de amor

el silencio.




[Andrés Eloy Blanco, "Silencio"]

EL DEDUCTIVO SEÑOR TÁBANO (Comprensión de Texto)


EL DEDUCTIVO SEÑOR TÁBANO
Señor Tábano era el nuevo responsable de la oficina de correos de la pradera. Le había costado mucho obtener aquel trabajo tan respetado viniendo desde otro jardín, y según él, lo había conseguido gracias a sus grandes dotes deductivas. Y aquel primer día de trabajo, en cuanto vio aparecer por la puerta a don escarabajo, la señora araña, la joven mantis y el saltamontes, ni siquiera les dejó abrir la boca:
- No me lo digan, no me lo digan. Seguro que puedo deducir cada uno de los objetos que han venido a buscar- dijo mientras ponía sobre el mostrador un libro, una colchoneta, una lima de uñas y unas gafas protectoras.
- La lima de uñas será para doña Araña, sin duda. De tanto arañar tendrá que arreglarse las uñas.
- La colchoneta, -prosiguió aún sin dejarles reaccionar- sin pensarlo se la entrego al señor saltamontes, pues debe entrenar sus saltos muy duramente para mantenerse en forma. Las gafas tienen que ser para el escarabajo, todo el día con la cara tan cerca del suelo obliga a protegerse los ojos. Seguiremos con este gran libro, que seguro es una Biblia; tendré que entregárselo a la joven mantis religiosa, a la que pido que me incluya en sus oraciones. Como verán...
No le dejaron concluir. Lo de la mantis, conocida en la pradera por haber renunciado a su apellido de religiosa, fue demasiado para todos, que estallaron a reír en carcajadas...
- Menudo detective está hecho usted - dijo el saltamontes entre risas-. Para empezar, doña araña viene por el libro, ella es muy tranquila, y por supuesto que no araña a nadie. La colchoneta es para el señor escarabajo, que gusta de tumbarse al sol todos los días en su piscina, ¡y lo hace boca arriba!... nuestra coqueta la mantis, por supuesto, quiere la lima de uñas, y al contrario que doña araña, no tiene nada de religiosa. Y las gafas protectoras son para mí, que como ya no veo muy bien me doy buenos golpes cuando salto por los montes...
- Ajá,- interrumpió el tábano, recuperándose un poco de la vergüenza- ¡luego usted sí salta montes!
- Yo sí -respondió el saltamontes-, pero como verá, guiarse por sus prejuicios sobre la gente para hacer sus deducciones provoca más fallos que aciertos...
Cuánta razón tenía. Sólo unos días más tarde, tras conocer en persona a los insectos del lugar, el propio señor Tábano se reía bien fuerte cuando contaba aquella historia de sus deducciones, hechas a partir de sus prejuicios antes incluso de conocer a nadie. Y comprendió que juzgar algo sin conocerlo es cosa de necios.

 Comprensión lectora; Señala la respuesta correcta:

1.  Quién es el personaje principal del cuento:
a. El escarabajo.
b. El tábano.
c. La araña.

2. Los animales mencionados en el cuento son:
a. Mamíferos.
b. Peces.
c. Insectos.

3. Las palabras lima, colchoneta, gafas, y libro son:
a. Sustantivos.
b. Verbos.
c. Adjetivos.

4. El tábano era un personaje que por sus dotes deductivas se sentía:
a. Aburrido.
b. Inteligente.
c. Orgulloso.

5. En el cuento la palabra pradera se refiere a:
a. Un trabajo.
b. Un lugar.
c. Un animal.

6. La frase dicha por el tábano ¡luego usted sí salta montes! Expresa:
a. Duda.
b. Interrogación.
c. Afirmación.

7. La frase Menudo detective está hecho usted, fue dicha por:
a. El tábano.
b. El escarabajo.
c. El salta montes.



8. El señor tábano sintió vergüenza porque:
a. Había acertado en sus deducciones.
b. Se había equivocado en sus deducciones.
c. Ninguna de las anteriores.

9. El sinónimo de la palabra deducir es:
a. Suponer.
b. Negar.
c. Contradecir.

10. El refrán juzgar algo sin conocerlo es cosa de necios lo dijo el tábano como:
a. Una afirmación a lo que había hecho.
b. Una enseñanza o moraleja.
c. Una gracia a sus dotes deductivos.

EL ALCOHOL


La prensa se ha hecho hoy eco de un estudio que afirma que con trece años se comienza a consumir alcohol, y que los botellones es el entretenimiento preferido por muchos jóvenes en nuestro país. Este hecho nos ha parecido alarmante, y por ello en Vitónica queremos alertar sobre los peligros de hacer de la borrachera y el exceso de alcohol una norma semanal, ya que se trata de la droga más consumida que genera en nuestro cuerpo una serie de daños irreparables.


El alcohol, como toda droga, genera dependencia en aquellos individuos que lo consumen. A pesar de que la mayoría de nosotros lo utiliza como herramienta de diversión y no convive salir de fiesta sin consumir alcohol. Como todo en nuestra vida, tener un límite es fundamental a la hora de consumir alcohol. No se trata solo de un riesgo para nuestra línea, ya que ya hemos visto que el alcohol nos aporta altas cantidades de calorías que acumulamos en forma de grasa, sino que además un exceso continuado del mismo desencadenará en nuestro organismo una serie de efectos nocivos.


Cuando ingerimos alcohol nuestro cuerpo recibe cantidades elevadas de etanol derivadas del alcohol. Esta sustancia es la que hace que poco a poco adquiramos una dependencia, ya que nuestro cuerpo experimenta una sensación de frenesí y falsa euforia que tiene un efecto de subida y bajada, ya que después de sentirnos alegres suelen venir periodos de depresión, ya que el alcohol y las sustancias que libera en el organismo afectan directamente a nuestro cerebro causando diferentes trastornos que terminan en problemas psicológicos, además de la propia dependencia que a medida que pasa el tiempo se va acrecentando.


A nivel físico los efectos del exceso de alcohol son demoledores. En primer lugar debemos tener en cuenta que el alcohol se procesa a través del hígado, que se ve afectado y con el paso del tiempo puede dar lugar a enfermedades hepáticas. El alcohol aumenta los niveles de triglicéridos y por lo tanto empeora la circulación sanguínea, aumentando el riesgo de padecer enfermedades cardiacas. Nuestros sentidos se ven afectados enormemente, ya que altera el control de nuestro cuerpo y el equilibrio. El aumento de la masa grasa es elevado, y con él la disminución de la masa ósea y la fragilidad de nuestro esqueleto, pudiendo lesionarnos con más facilidad.


Es importante que tengamos esto en cuenta a la hora de divertirnos mediante la ingesta descontrolada de alcohol. Como hemos comentado en infinidad de ocasiones, todo es bueno en su justa medida, aunque con el alcohol es mejor quedarnos cortos siempre.

Las Drogas (Comprensión Lectora)


Las drogas son sustancias químicas que cuando se toman alteran nuestros estados de ánimo. Ello se debe a que modifican la corriente nerviosa que circula por las neuronas.
Algunas drogas son excitantes, como la nicotina que se encuentra en el tabaco o la cocaína; otras disminuyen la actividad del cerebro, como el alcohol o el opio y sus derivados (heroína y morfina) y otras producen alucinaciones, como el LSD.
Todas las drogas son perjudiciales para el organismo, y algunas son especialmente peligrosas: por ejemplo, bastan 2,5 gramos de heroína para matar a una persona.
Las drogas también son nefastas por otro motivo: si se consumen con regularidad crean dependencia, es decir, provocan en quien las toma la necesidad de seguir consumiéndolas.
El grado de dependencia varía según la droga consumida. Hay drogas, como el tabaco, el alcohol o la marihuana, que producen una dependencia que puede superarse con fuerza de voluntad y atención médica.
Otras drogas, como la morfina o la heroína, producen rápidamente una dependencia muy intensa y un gran deterioro del sistema nervioso que sólo puede superarse con la ayuda de tratamientos especiales.


Lee con interés el texto anterior, consulta las palabras o ideas que no entiendas y luego haz las siguientes actividades.

a) ¿Cuál es la idea principal del texto? Úsala para ponerle un título al texto
b) El texto se puede dividir en partes que expresan ideas secundarias. Señala con llaves a la izquierda del texto esas partes, numéralas y escribe de qué trata cada una de ellas.
c) Contesta:
a. ¿Por qué son peligrosas las drogas para nuestro organismo?
b. ¿Qué tres efectos causan los distintos tipos de drogas en el cerebro?
c. ¿Qué significa “crear dependencia”?
d. ¿Cómo se pueden superar los efectos de las drogas?

domingo, 23 de junio de 2013

EL CALLAO


YUNGAY HERMOSURA


DÍA DE LA TIERRA


LOS VALORES Y ANTIVALORES


Vídeo Didáctico Normas en el Colegio


EL RESPETO


Kit permiten evaluar las capacidades de los estudiantes en Comunicación y Matemática

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ORDEÑANDO A LAS VACAS(Comprensión Lectora) IV CICLO



UN DÍA EN LA GRANJA: ORDEÑANDO A LAS VACAS
Por la mañana muy temprano, cuando casi todos estamos aún durmiendo, el granjero ya está en pie y dispuesto a empezar su trabajo. El gallo está cantando y las vacas se acercan a la puerta porque saben que es la hora de que las ordeñen.
Las vacas son muy útiles porque dan leche, por eso hay vacas en la mayoría de las granjas. A las vacas se les ordeña dos veces al día: una por la mañana y otra por la tarde. Les gusta ir a que las ordeñen porque a la vez les dan de comer y así, mientras disfrutan de la comida, se están quietas y dejan que el granjero limpie sus ubres y conecte las máquinas de ordeñar.
Después de conectar las máquinas, la leche de las vacas es absorbida a través de unos tubos que la llevan hasta unos depósitos. Cuando deja de llegar leche el granjero mira cada depósito y así puede saber cuánta leche da cada vaca. Inmediatamente la leche pasa a través de unos tubos hasta un gran tanque que hace de frigorífico gigante. La leche cuando sale de las vacas está caliente; en el tanque frigorífico se enfría y se mantiene a baja temperatura para que se conserve. Y ahora, ¿qué se hace con la leche? ¿Nos la podemos tomar ya?
¡No, aún no! Todos los días llega a la granja un camión cisterna que recoge la leche del tanque frigorífico a través de unos tubos y la deposita en su cisterna. El camión pasa por muchas granjas hasta que su cisterna está completamente llena. Es entonces cuando se dirige a la fábrica pero, ¿para qué sirve llevarla allí?
Allí parte de la leche es tratada para que la podamos consumir con tranquilidad. Después unas máquinas se encargan de envasarla en botellas y cartones que se cierran al vacío para que la leche se conserve. El resto se usa para hacer productos lácteos como la mantequilla, la nata y el queso.
Base “Todo sobre los animales de la granja de Brenda Cook”


ACTIVIDADES COMPRENSIÓN LECTURA:
Ejercicio 1: Ordena los siguientes pasos.

_ Todos los días llega a la granja un camión cisterna que recoge la leche y la lleva a la fábrica.
_ El granjero está dispuesto a empezar su trabajo, el gallo canta y las vacas se acercan a la puerta porque ya saben que es la hora de que las ordeñen.
_ La leche pasa a través de unos tubos hasta un gran tanque frigorífico que hay en la granja, allí se mantiene a baja temperatura y se conserva.
_ En la fábrica parte de la leche es tratada para que la podamos consumir con tranquilidad.
_ El granjero limpia las ubres de las vacas y conecta las máquinas encargadas de extraer la leche.

Ejercicio 2: Contesta a las siguientes preguntas.

1.      ¿Cuántas veces al día hay que ordeñar a las vacas?
__________________________________________________

  1. ¿Cómo está la leche nada más que sale de la vaca? ¿Por qué crees que sale así?
__________________________________________________
  1. ¿Qué hace el granjero cuando va a ordeñar a las vacas? ¿Por qué?
__________________________________________________
  1. Después de ordeñar a las vacas, ¿qué se hace con la leche?
__________________________________________________
  1. ¿Qué es un producto lácteo? ¿Aparte del queso, la nata y la mantequilla conoces algún otro ejemplo?
__________________________________________________


Ejercicio 3: Ordena las siguientes frases.

·        dos / vacas /día. / veces / ordeña / las /A / les / se / al
·        muy / Las / son / dan / útiles / vacas / leche. / porque

Ejercicio 4: Rellena los huecos.
  • El ______ está cantando y las _______se acercan a la puerta porque saben que es la hora de que las __________.
  • Les gusta ir a que las ordeñen porque a la vez les dan de ________y así, mientras________ de la ________, se están ________y dejan que el _________limpie sus _______y conecte las máquinas de ordeñar.
  • Después de __________ las máquinas, la leche de las vacas es __________a través de unos tubos, que la llevan hasta unos_______.

Ejercicio 5: Relaciona cada una de estas frases con su significado.
1__En la granja hay un gran tanque frigorífico donde se almacena la leche.
2__Los soldados disparaban bombas en la calle con su tanque.

a) Tanque: recipiente de gran tamaño, normalmente cerrado, que sirve para contener líquidos o gases.
b) Tanque: carro de combate o vehículo blindado de ataque.


Ejercicio 6: ¡Salida a la granja!
Después de leer, comprender y aprender sería bueno realizar una salida a la granja para poder asentar de una manera más significativa los contenidos aprendidos. Los alumnos relacionarán lo aprendido con la vida real y podrán experimentar la sensación de ser granjero por un día. En definitiva, ¡diversión asegurada!

LA FIESTA DE SAN JUAN


Casi todos los pueblos tienen sus fiestas y sus santos. En ellas, los lugareños se juntan y reencuentran con los que emigraron a otras ciudades. Entre cantos y bailes brotan los recuerdos y el inmenso cariño por la tierra.
En la Amazonía peruana, por ejemplo, el 24 de junio se celebra la fiesta de San Juan, en la que se rinde tributo al santísimo patrono San Juan Bautista. Todos participan: chicos y grandes, familias enteras de la zona.

Los pobladores se organizan en grandes grupos y preparan los famosos "juanes". Ésta es una comida típica hecha con arroz, pollo, condimentos. Es envuelta en hojas de "mijao" o plátano, lo que le da un sabor particular y muy agradable.

Muchos participantes, desde el amanecer, salen a las riberas de los ríos a elegir un lugar apropiado para acampar y danzar.

Una vez que los enfervorizados y entusiastas pobladores han definido el sitio, prenden fogatas y plantan la "Umisha", que es un árbol grande, arreglado y adornado con cintas de diversos colores y regalos, entre los que destacan las tortuguitas motelo. Los festejos y bailes son alrededor de la "Umisha", allí se sirven las comidas y las bebidas preparadas. En algunos puntos de la Amazonía brindan con "masato", que es una chicha de yuca fermentada.

En esta festividad popular, es tradicional que los niños y jóvenes efectúen una serie de juegos, tales como el trepa palo, tiro con arco de flecha, corta tronco con hacha, también se realizan juegos de artificio en el agua, como nadar amarrados una mano a la espalda, bucear para sacar piedras, maniobrar balsas, pescar, etc.

Colocan en la madrugada unos mecheros que viéndolos desde los caseríos y poblados aparentan ser imágenes de animalitos, objetos, personajes de diferentes formas y estrellas llenas de colorido. El paisaje es mágico, lleno de luces, esplendoroso.

sábado, 22 de junio de 2013

El amor y el tiempo(Lectura de Reflexión)



Hubo un tiempo en el que en una isla muy pequeña, confundida con el paraíso, habitaban los sentimientos como habitamos hoy en la tierra.
En esta isla vivían en armonía el Amor, la tristeza, y todos los otros sentimientos. Un día en uno de esos que la naturaleza parece estar de malas, el amor se despertó aterrorizado sintiendo que su isla estaba siendo inundada.


Pero se olvidó rápido del miedo y cuidó de que todos los sentimientos se salvaran.
Todos corrieron y tomaron sus barcos y corrieron, y subieron a una montaña bien alta, donde podrían ver la isla siendo inundada pero sin que corriesen peligro.
Solo el amor no se apresuró, el amor nunca se apresura. El quería quedarse un poquito más en su isla, pero cuando se estaba casi ahogando el amor se acordó de que no debía morir. Entonces corrió en dirección a los barcos que partieron y gritó auxilio.


La Riqueza, oyendo su grito, trató luego de responder que no podría llevarlo ya que todo el oro y la plata que cargaba temía que su barco se hundiera. Pasó entonces la Vanidad que también dijo que no podría ayudarlo, una vez que el amor se hubiese ensuciado ayudando a los otros, ella, la Vanidad no soportaba la suciedad. Por detrás de la Vanidad venía la Tristeza que se sentía tan profunda que no quería estar acompañada por nadie. Pasó también la Alegría, pero tan alegre estaba que no oyó la suplica del amor.


Sin esperanza el Amor se sentó sobre la última piedra que todavía se veía sobre la superficie del agua y comenzó a menguar. Su llanto fue tan triste que llamó la atención de un anciano que pasaba con su barco. El viejito tomó al Amor en sus brazos y lo llevó hacia la montaña más alta, junto con los otros sentimientos. 


Recuperándose el amor le preguntó a la Sabiduría quien era el viejito que lo ayudo.... a lo que esta respondió ..... "El Tiempo"..... el Amor cuestionó : ..."¿Por qué solo el Tiempo pudo traerme aquí?".... La Sabiduría entonces respondió: "Por que sólo el Tiempo tiene la capacidad de ayudar al Amor a llegar a los lugares más difíciles"....

viernes, 21 de junio de 2013

Camino con corazón (Lectura de Reflexión)










Cada camino es uno entre un millón.


Por ende, no hay que olvidar que un camino no es más que eso.


Si piensas que no debes seguirlo, no te quedes en él bajo ninguna circunstancia.


Un camino no es más que un camino.


Que lo abandones cuando tu corazón así te lo indique no significa ningún desaire a ti mismo ni a los demás.


Pero tu decisión de seguir esa senda o apartarte de ella no debe ser producto del temor ni la ambición.


Te advierto: examina cada camino atentamente. Pruébalo tantas veces como te parezca necesario.


Luego hazte esta pregunta: ¿Tiene corazón este camino?


Todos los caminos son iguales, no llevan a ningún lado. Atraviesan la maleza, se internan o van por debajo de ella.


Si ese camino tiene corazón, entonces es bueno. De lo contrario, no te servirá de nada …



Los Castores( COMPRENSIÓN LECTOTA) V CICLO


Los Castores, los ingenieros de la naturaleza

Los castores son unas criaturas increíbles. Se los conoce como “los ingenieros de la naturaleza” porque pueden cambiar su medio ambiente dramáticamente. Cuando un castor construye una represa, puede fácilmente convertir un río en un gran lago, simplemente impidiendo que el agua pase. Como resultado, la tierra que antes era seca está ahora sumergida en agua.

Los castores también construyen las represas como refugios sólidos y seguros donde vivir y criar una familia. Están a salvo de muchos predadores terrestres porque están en el agua. Ellos construyen sus hogares, llamados madrigueras, cortando árboles de la zona con sus dientes largos y afilados y acomodándolos de modo que puedan aguantar sin caerse la fuerza del río que están bloqueando.

Los dientes de los castores son muy diferentes a los dientes de los
humanos. Los fuertes dientes de los castores crecen constantemente, entonces los castores tienen que roer árboles para gastarlos. Si no lo hicieran, sus dientes nunca dejarían de crecer y el castor moriría. El masticar árboles les ayuda a gastar sus dientes para que no crezcan muy largos.

Los castores tienen colas muy fuertes y planas, que los ayudan a navegar cuando nadan. También les sirve para aplastar el lodo que utilizan en las represas y sus madrigueras, impidiendo que entre el agua o el viento. Los castores también usan piedras que encuentran en la orilla del río para reforzar sus represas y hogares aún más. No hay ningún otro animal, aparte del ser humano, que pueda alterar su paisaje como el castor. ¡Los castores son realmente increíbles! 
 

Comprensión de lectura:

Responde las siguientes preguntas con oraciones completas.
1. ¿Por qué son los castores conocidos como los ingenieros de la
naturaleza?

  1. ¿Cómo construye un castor una represa?


  1. ¿Por qué es tan importante la cola del castor?


  1. ¿Cómo cambian los humanos su medio ambiente?


5. ¿Cómo crees que se sentiría un granjero si unos castores se mudaran a un río cerca de su tierra?



LOS GALLINAZOS SIN PLUMAS



A las seis de la mañana, hora celeste y mágica, la ciudad se levantaba de puntillas y comenzaba a dar sus primeros pasos. Una fina niebla disolvía el perfil de los objetos y creaba como una atmósfera encantada las personas que recorrían la ciudad a esa hora, diríase que estaban hechas de otra sustancia, que pertenecían a otro orden de cosas. Las beatas se arrastraban penosamente hasta desaparecer en los pórticos de las iglesias. Los noctámbulos, devueltos por la noche, regresaban a sus refugios envueltos en susbufandas y en su melancolía. Los basureros iniciaban por la avenida su paseo siniestro, armados de escobas y de carretas. A esta hora se veían también obreros bostezando, policías dormidos contra los árboles, canillitas transidos de frío. Sirvientas sacando los cubos de basura. A esta hora, por último, como una especie de misteriosaconsigna aparecían los gallinazos sin plumas.

A esa hora el viejo Don Santos se ponía la pierna de palo y sentándose en el colchón comenzaba a berrear.
¡Efraín, Enrique! ¡A levantarse! ¡Ya es hora!

Los dos muchachos corrían a la acequia del corralón frotándose los ojos legañosos. Con la tranquilidad de la noche, el agua se habíaremansado y en su fondo transparente veían crecer las yerbas y deslizarse ágiles infusorios. Luego de enjuagarse la cara, cogía cada uno su lata y se lanza a la calle. Don Santos, mientras tanto, se aproximaba al chiquero y con una larga vara golpeaba el lomo de su cerdo que se revolcaba entre los desperdicios.

¡Todavía te falta un poco, cochino! decía. Pero espérate no más que ya llegará tu turno.

Efraín y Enrique se demoraban en el camino, trepándose a los árboles para arrancar moras, o recogiendo piedras de aquellas filudas que cortan el aire y hieren por la espalda. Siendo aún la hora celeste llegaban a su dominio, una larga calle ornada de casas elegantes que desembocaban en el malecón.

Ellos no son los únicos. En otros corralones, en otros suburbiosalguien había dado la voz de alarma y muchos se habían levantado. Unos portaban latas, otras cajas de cartón: a veces era suficiente un simple periódico. Sin conocerse formaban como una especie de organización clandestina que tenía repartida la ciudad. Los hay quemerodean por los edificios públicos, otros han elegido los parques o los muladares. Hasta los perros han adquirido sus hábitos, susitinerarios, sabiamente aleccionados por la miseria.
Efraín y Enrique, después de un breve descanso, empezaban su trabajo. Cada uno escogía una acera de la calle. Los cubos de basura estaban alineados delante de las puertas. Había que vaciarlos íntegramente y luego comenzar la exploración. Un cubo de basura era siempre una caja de sorpresas. Se encontraban latas de sardinas, zapatos viejos, pedazos de pan, pericotes muertos, algodones inmundos. A ellos sólo les interesaban, sin embargo, los restos de comida. En el fondo del chiquero, Pascual recibía cualquier cosa y tenía predilección por las verduras ligeramente descompuestas. La pequeña lata de cada uno se iba llenando de tomates podridos, pedazos de sebo, extrañas salsas que no figuraban en ningún manual de cocina. No era raro, sin embargo, hacer un hallazgo valioso. Un día Efraín encontró unos tirantes con que fabricó una honda. Otra vez, una pera casi buena que devoró en el acto. Enrique, en cambio, tenía suerte para las cajitas de remedios, los pomos brillantes, las escobillas de dientes usadas y otras cosas semejantes que coleccionaba con avidez.

Después de una rigurosa selección regresaba la basura al cubo y se lanzaban sobre el próximo. No convenía demorarse mucho, porque el enemigo siempre estaba al acecho. A veces eran sorprendidos por las sirvientas y ellos tenían que huir. Lo más grave, sin embargo, era la aparición del carro de la Baja Policía. Esto les significaba la pérdida de la jornada. El camión pasaba lentamente, pero los basureros se derramaban por la calle gritando, cargando los cubos, vaciándolos en el depósito, arrojándolos con estrépito en las veredas. Efraín y Enrique corrían delante del carro tratando de anticiparse a sus competidores. Por último el camión terminaba por ganarlos…
Cuando el sol asomaba sobre las lomas, la hora celeste llegaba a su fin. La niebla se había disuelto, las beatas estaban sumidas enéxtasis, los noctámbulos habían repartido los diarios, los obreros trepaban los andamios. La luz conjuraba el mundo mágico del alba.Los gallinazos sin plumas habían regresado a su nido.

Don Santos les esperaba con el café preparado.

A ver ¿qué es lo que me han traído? –preguntaba husmeando en las latas y si la provisión estaba buena, hacía siempre el mismo comentario:
Pascual tendrá banquete hoy día.
La mayoría de las veces, sin embargo, estallaba:
¡Idiotas! ¿Qué han hecho hoy día? ¡Se han puesto a jugar seguramente! Pascual morirá de hambre! y los tiraba de las orejas hasta dejárselas ardiendo. Ellos huían hacia el emparrado, mientras el viejo se arrastraba hasta el chiquero. Desde el fondo de su reducto el cerdo empezaba a gruñir. Don Santos le aventaba la comida.
¡Mi pobre Pascual! . . . 
murmuraba-. Hoy día quedarás con hambre por culpa de estos zamarros. Ellos no te quieren como yo. ¡Habrá que zurrarlos para que aprendan!

Al comenzar el invierno, el cerdo estaba convertido en una especie de monstruo insaciable. Todo le parecía poco, y don Santos descargaba sobre sus nietos una furia animal. Los obligaba a levantarse más temprano, a invadir los terrenos ajenos en busca de más desperdicios. Por último, los forzó a que se dirigieran hasta el muladar que estaba al borde del mar.

Allí encontrarán más cosas. –les dijo-. Será más fácil, además porque todo está junto.
Un domingo Efraín y Enrique llegaron al barranco. Los carros de la Baja Policía, siguiendo una huella de tierra, descargaban la basura sobre una pendiente de piedras. Visto desde el malecón, el muladar formaba como una especie de acantilado oscuro, donde los gallinazos y los perros se desplazaban como hormigas. Desde lejos los muchachos arrojaban piedras para espantar a sus enemigos. Un perro se retiró aullando. Cuando estuvieron cerca sintieron un olor nauseabundo que penetró hasta sus pulmones. Los pies se les hundían en un alto de plumas, de excrementos, de materias descompuestas. Enterrando las manos comenzaron a explorar. A veces, bajo un periódico, descubrían una carroña devorada a medias. En los acantilados próximos los gallinazos espiaban impacientes y algunos se aproximaban saltando de piedra en piedra, como si quisieran acorralarlos. Efraín gritaba para intimidarlos y sus gritos resonaban en el desfiladero y hacían desprenderse piedras que rodaban hasta el mar. Después de una hora de trabajo regresaron al corralón con los cubos llenos.

¡Bravo, bravo! -exclamó don Santos-. Habrá que repetir esto dos o tres veces por semana.

Desde entonces, los miércoles y los domingos. Efraín y Enrique hacían el trote hasta el muladar. Pronto formaron parte de la extrañafauna de esos lugares y los gallinazos acostumbrándose a su presencia, laboraban a su lado graznando, disputando, escarbando con sus picos amarillos como si quisieran prestarle una suerte de colaboración. Fue, al regresar de una de estas excursiones, que Efraín, sintió un dolor en la planta del pie. Un vidrio le había causado una pequeña herida. Al día siguiente tenía el pie hinchado, no obstante lo cual, prosiguió su trabajo. Cuando regresaron no podía casi caminar, pero don Santos no se percató de ello pues tenía visita. Acompañado de un hombre gordo que tenía las manos manchadas de sangre, observaba el chiquero.

Dentro de quince o veinte días –decía el hombre- vendré por acá. Para esa fecha creo que podrá estar a punto.


Cuando partió, don Santos echaba fuego por los ojos de alegría.

¡A trabajar, a trabajar! –gritó-, ¡De ahora en adelante habrá que aumentar la ración de Pascual! El negocio marcha bien.

A la mañana siguiente, sin embargo, cuando don Santos despertó a sus nietos, Efraín no se pudo levantar.

¿Qué tiene este granuja? –preguntó acercándose al colchón.

Tiene una herida en el pie –replicó Enrique-. Se ha cortado con un vidrio.

Don Santos examinó el pie de su nieto. La infección había comenzado.

¡Hum! murmuró. Esto no es nada. Lávate el pie en la acequia y envuélvete un trapo.

Pero si le duele intervino Enrique. No puede caminar bien.

Don Santos meditó un momento. Desde el chiquero llegaban los gruñidos de Pascual.

¿Y a mí? preguntó dándose un palmazo en la pierna de palo- ¿Acaso no me duele la pierna? Y yo tengo setenta años y yo trabajo… ¡Hay que dejarse de mañas! Levantarse, vendarse y luego ya veremos.

Efraín se ovilló en el colchón y trató de dormir mientras Enrique partía hacia los desperdicios y el abuelo rondaba por el chiquero echando maldiciones.

¡Pedazo de carroña! –decía- ¡Hacerme esta pasada cuando la cosa está en marcha! ¡Me las pagarán, Pascual! –añadió aproximándose al cerdo -. Pascual –murmuró-. Pascual. . . Pascualito. . .

El cerdo, desde el fondo, veía un cuadrilátero de cielo nublado y al viejo don Santos haciéndose guiños. La garúa comenzó a caer.

Cerca de medio día regresó Enrique con los cubos repletos. Lo seguía un extraño visitante: un perro escuálido y sarnoso.

Lo encontré en el muladar –explicó Enrique –y me ha venido siguiendo.

Don Santos cogió la vara.

¡Una boca más en el corralón! –gritó- ¿Te has vuelto loco?

Enrique levantó al perro contra su pecho y huyó hacia la puerta.

¡No le hagas nada, abuelito! –plañó-. Yo lo cuidaré, yo le daré de comer!

Don Santos se acercó hundiendo su pierna de palo en el lodo.

Nada de perros aquí –bramó-. Ya tengo bastante con ustedes.

Enrique abrió la puerta.

Pues si se va él, me voy yo también –replicó encorajinándose.

El abuelo se detuvo. Enrique se aprovechó para insistir.

Él es bueno, no come casi nada….Además desde que Efraín está enfermo, me ayudará. Conoce bien el muladar y tiene buen olfato.

Don Santos reflexionó mirando el cielo. Sin decir nada soltó la vara, cogió los cubos y rengueó hasta el chiquero.

Enrique sonrió de felicidad. Conocía bien a su abuelo y sabía que su silencio equivalía a su consentimiento. Con su amigo aferrado al corazón corrió donde su hermano.

-¡Pascual! ¡Pascual! …¡Pascualito…! –cantaba el abuelo.

-Tú te llamarás Pedro –exclamando Enrique rascando la cabeza de su perro e ingresó donde Efraín.

Su alegría desapareció. Efraín inundado de sudor, se revolcaba de dolor sobre el colchón. Tenía el pie hinchado como si fuera jebe y estuviera lleno de aire. Los dedos habían perdido casi la forma.
-¿Te duele mucho? -preguntó Enrique sentándose a su lado.
Efraín movió la cabeza afirmativamente mientras mordía labrizna de paja.
-Te he traído un regalo –masculló Enrique exhibiendo al perro-, se llama Pedro, es para ti, para que te acompañe… Cuando yo me vaya al muladar te lo dejaré y los dos jugarán todo el día… Le enseñarás a que te traiga piedras en la boca.
-¿Y qué dice el abuelo? –preguntó Efraín estirando su mano hacia el animal.
-No dice nada –replicó Enrique y quedó callado. Ambos miraron hacia la puerta. La garúa caía finamente. La voz del abuelo llegaba …
-¡Pascual!... ¡Pascual ….. Pascualito….!
Esa misma noche salió la luna. Ambos nietos se inquietaron porque en esta época el abuelo se ponía intratable. Desde el atardecer lo vieron rondando por el corralón hablando solo, golpeando con la vara las paredes. Por momentos se aproximaba al cuarto, echaba una mirada a su interior, y al ver a sus dos nietos silenciosos gruñía como un animal. Pedro le tenía miedo y cada vez que lo veía se acurrucaba y quedaba inmóvil como una piedra. Ya por la tarde había tenido una disputa a propósito de un hueso que el viejo le arrebató para echárselo a Pascual.
-¡Mugre nada más que mugre! –repitió toda la noche el abuelo mirando a Pascual!


A la mañana siguiente, Enrique amaneció resfriado, el viejo que lo sintió estornudar en la madrugada, no dijo nada. En el fondo, sin embargo, presentía un cataclismo. Si Enrique se enfermaba ¿quién se ocuparía de Pascual? Efraín ya no contaba. Tirado todo el día en el colchón, comiendo con desgano sus verduras, delirando por la noche, era un traste inútil. Por otra parte, la voracidad de Pascual crecía con su gordura. Gruñía por las tardes con el hocico enterrado en el lodo. Del corralón de Nemesio, que vivía a media cuadra, se habían venido a quejar.
Al segundo día sucedió lo inevitable. Después de haber tosido toda la noche. Enrique amaneció con fiebre alta. El pecho le roncaba y sentía frío. Cuando el abuelo lo despertó él no pudo levantarse.
¿Tú también? le dijo observándolo.
Es la gripe, abuelito murmuró Enrique.
El abuelo salió furioso del cuarto. Cinco minutos después regresó.
¡Muy mal! gritó ¡Muy mal está engañarme de esta manera! Por momentos parecía iba a llorar. Ustedes saben que yo no puedo caminar bien, que yo soy viejo, que yo soy cojo! De otra manera los mandaría a ustedes al diablo y me ocuparía yo solo de Pascual. . . ¡
Efraín despertó quejándose y Enrique comenzó a toser.
¡Pero no importa! Siguió el abuelo excitándose-.
¡Yo me ocuparé de él ¡Ustedes son basura, nada más que basura, nada más que basura! ¡Unos pobres gallinazos sin plumas! ¡Ya verán cómo les saco ventaja! ¡El abuelo todavía está fuerte…! Pero eso sí… ¡hoy día no habrá comida para ustedes! ¡No habrá comida hasta que no puedan levantarse y trabajar!
A través del umbral lo vieron coger las latas y volcarse en la calle. Media hora más tarde regresó muerto de fatiga. Había conseguido apenas llenar los cubos. Sin la ligereza de sus nietos, el carro de la Baja Policía lo había ganado. Los perros, además, habían querido morderlo.
¡Pedazos de mugre! -balbuceó-, ya saben se quedarán sin comida hasta que no trabajen.
Al día siguiente trató de repetir la operación, pero tuvo que renunciar. El esfuerzo era demasiado grande para él y comenzaba a dolerle la ingle. A la hora celeste del tercer día quedó enterrado en el colchón, lanzaba injurias. Pascual había gruñido toda la noche.
Si se muere de hambre –gritaba el abuelo- será por culpa de ustedes!
Desde entonces empezaron unos días angustiosos, interminables. Los tres pasaban encerrados en el cuarto, silenciosos, sufriendo una especie de reclusión forzosa. Efraín se revolcaba sin tregua. Enrique tosía. Pedro se levantaba y después de hacer una recorrida por el corralón, regresaba con una piedra en la boca, que depositaba en manos de sus amos. Don Santos a medio acostar, jugaba con su pierna de palo y les lanzaba miradas feroces. Había optado por callarse, por escupir contra el suelo, por madurar un plan de venganza. A mediodía se arrastraba hasta una esquina del corralón donde crecían verduras y preparaba su almuerzo que devoraba en secreto. A veces aventaba a la cama de sus nietos una lechuga, o una zanahoria cruda, con el propósito de excitar su apetito, creyendo de este modo hacer más refinada su tortura.

Efraín que ya no tenía fuerzas ni para quejarse, estaba sumido en una somnolencia malsana y no se daba cuenta de nada. Solamente Enrique sentía crecer en su corazón un miedo extraño y al mirar los ojos de su abuelo creía desconocerlos, como si ellos hubieran perdido su expresión humana. Por las noches, cuando la luna se levantaba, cogía a Pedro entre sus brazos y lo aplastaba tiernamente hasta hacerlo gemir. A esa hora el cerdo comenzaba a gruñir y el abuelo se quejaba como si le estuvieran haciendo una herida. A veces se ceñía la pierna de palo y salía al corralón. A la luz de la luna Enrique lo veía ir diez veces del chiquero a la huerta, levantando los puños, atropellando lo que encontraba en su camino. Por último, fatigado, con los oídos rajados por los gritos de la bestia, reingresaba al cuarto y quedaba mirándolo fijamente, como si quisiera hacerlo responsable del hambre de Pascual. Enrique se volvía contra la pared, atento a la respiración de su abuelo, esperando de él alguna extraña decisión.
La última noche de luna llena nadie pudo dormir. Pascual lanzaba verdaderos rugidos. Enrique había oído decir que los cerdos cuando tenían hambre, se volvían locos como los hombres. El abuelo permaneció en vela sin apagar siquiera la luz. Esta vez no salió al corralón y maldijo entre dientes. Enterrado en el colchón miraba fijamente la puerta. Parecía amasar dentro de sí una cólera muy vieja, jugar con ella, darle forma, aprestarse a dispararla. Cuando en el cielo comenzó a desteñirse sobre las lomas, se incorporó, abrió la boca y lanzó un rugido.
¡Esto se acabó! Pronunció al fin, levantándose-. ¡Basta de bromas! ¡Hasta cuándo vamos a estar así? –y en el acto se precipitó sobre sus nietos.
Enrique se metió bajo la cubierta y abrazó a Efraín. Pedro huyó aullando hacia el corralón.
¡A levantarse, haraganes! – prosiguió don Santos y cogió la vara-. ¡Arriba…arriba…! Y los golpes comenzaron a llover.

Efraín comenzó a gemir sin comprender nada. Enrique se levantó aplastándose contra la pared. Los ojos del abuelo parecían fascinarlo hasta volverlo insensibles a los golpes. Veía la vara alzarse y batirse sobre él como si fuera de cartón. Al fin pudo reaccionar.

¡A Efraín no! ¡Él no tiene la culpa! ¡Déjame a mí solo, yo saldré, yo iré al muladar. . .!

El abuelo se contuvo y comenzó a jadear. Tardó mucho en recuperar el aliento..
¡Ahora mismo. . . al muladar…. Lleva dos cubos, cuatro cubos!
Enrique salió corriendo y cogió los cubos. La fatiga del hambre y de la convalecencia lo hacía trastabillar. Cuando abrió la puerta Pedro quiso seguirlo.
Tú no masculló. Quédate cuidando a Efraín.
Y se lanzó a la calle respirando a pleno pulmón el aire mañanero. En el camino comió yerbas, estuvo apunto de mascar la tierra. Todo lo veía a través de la niebla mágica. La debilidad lo hacía ligero, etéreo, volaba casi como pájaro. En el muladar se sintió un gallinazo más entre los gallinazos. Con los antebrazos cargados de moretones –la vara no era de cartón- pero los cubos llenos, emprendió el camino de regreso. Las beatas, los noctámbulos, los canillitas descalzos, todas las secreciones del alba comenzaban a dispersarse por la ciudad. Enrique, devuelto a su mundo, caminaba feliz entre ellos, sin pensar en nada, tocado por la hora celeste.

Al entrar al corralón sintió un aire opresor resistente, que lo hizo detenerse. Era como si allí, en el umbral, terminara un mundo y comenzara otro fabricado de barro, de rugidos, de absurdaspenitencias. Lo sorprendente era sin embargo, que esta vez reinaba en el corralón una calma cargada de malos presagios, como si toda la violencia estuviera en equilibrio, a punto de desplomarse. El abuelo, parado, al borde del chiquero, miraba hacia el fondo. Parecía un árbol creciendo desde su pierna de palo. Enrique hizo ruido, pero el abuelo nos se movió.
¡Abuelito aquí están los cubos! -gritó
Don Santos le volvió la espalda y quedó inmóvil. Enrique soltó los cubos y corrió intrigado hasta el cuarto. Efraín, apenas lo vio, comenzó a gemir:
 Pedro…Pedro….
¿Qué pasa? – preguntó.
Pedro…-balbuceó Efraín-. Pedro ha mordido al abuelo… el abuelo cogió la vara…después lo sentí aullar.
Enrique salió del cuarto.
¡Pedro, ven aquí! ¿Dónde estás, Pedro?


Nadie le respondió. El abuelo seguía inmóvil, con la mirada en la pared. Enrique tuvo un mal presentimiento. De un saltó se acercó al viejo.


-¿Dónde está Pedro? –preguntó y de pronto su mirada descendió al chiquero. Pascual devoraba algo en medio del lodo. Aún quedaban las piernas y el rabo del perro.


-¡No! -exclamó Enrique tapándose los ojos. ¡No, no! Y a través de las lágrimas buscó la mirada del abuelo. Éste le rehuyó girando torpemente sobre su pierna de palo. Enrique comenzó a danzar en torno suyo, prendiéndose de su camisa, gritando, pataleando, tratando de mirar sus ojos, de encontrar una respuesta.


-¿Por qué has hecho eso?- gritaba-. ¿Por qué? ¿Por qué?


El abuelo no respondía. Por último, impaciente, dio un manotón a su nieto que lo hizo rodar por tierra. Desde allí Enrique observó al viejo que erguido como un gigante miraba obstinadamente el festín de Pascual. Una opresión en el pecho le impedía respirar. Estirando la mano encontró la vara, que tenía manchado de sangre. Con ella se levantó de puntillas y se acercó al viejo.


-¡Voltea! –gritó-. ¡Voltea!


Cuando don Santos se volvió, divisó la vara que cortaba y se estrellaba contra su pómulo.


-¡Toma! –chilló. Enrique y levantó nuevamente la mano. Pero súbitamente se detuvo temeroso de lo que estaba haciendo y, lanzando la vara a su alrededor, miró al abuelo, casi arrepentido. El viejo cogiéndose el rostro, retrocedió un paso, su pata de palo tocó tierra húmeda y dando un alarido se precipitó de espalda al chiquero.


Enrique retrocedió unos pasos. Primero aguzó el oído, pero no escuchaba ningún ruido. Poco a poco se fue aproximando. El abuelo, con la pierna de palo quebrada, estaba estirado de espalda en el fango. Tenía la boca abierta y sus ojos miraban oblicuamente a Pascual que se había refugiado en un ángulo y husmeaba sospechosamente en el lodo.


Enrique se fue retirando, con el mismo sigilo con que se había aproximado. Probablemente el abuelo alcanzó a divisarlo pues mientras corría hacía el cuarto le pareció que lo llamaba por su nombre, con un tono de ternura que él nunca había escuchado.


-¡A mí, Enrique, a mí…!


-¡Pronto! –exclamó. Enrique, precipitándose sobre su hermano-. ¡Pronto, Efraín! ¡El viejo se ha caído al chiquero! ¡Debemos irnos de acá!


-¿Adónde? -preguntó Efraín.


-¡Adonde sea, al muladar, donde podamos comer algo, donde los gallinazos!


-¡No me pudo parar!


Enrique cogió a su hermano con ambas manos y lo estrechó contra su pecho. Abrazados hasta formar una sola persona, cruzaron lentamente el corralón. Cuando abrieron el portón de la calle se dieron cuenta que la hora celeste había terminado y que la ciudad despierta y viva, abría ante ellos su gigantesca mandíbula.

Desde el chiquero llegaba el rumor de una batalla.


(Julio Ramón Ribeyro) 


I.- COMPRENSIÓN LECTORA

1.-¿Qué aspectos nos ofrece la ciudad a las seis de la madrugada?





2.- Cómo se llaman los niños explotados por el malvado don Santos?





3.- ¿Qué dice a sus nietos el perverso abuelo cuando se pone la pierna de palo y se sienta en el colchón?





4.- ¿Qué cosas agarran los dos muchachos cuando se lanzan a la calle? ¿Y qué van a buscar?





5.¿Cómo se llama el cerdo? ¿Y cómo se ponía el marrano al principiar la estación del invierno?





6. ¿Qué sucedió un domingo cuando los hermanitos Efraín y Enrique llegaron al barranco?





7. ¿Por qué Efraín sintió un fuerte dolor en la planta del pie cuando regresaba del muladar?





8. ¿Por qué no se pudo levantar el niño Efraín una mañana cuando el abuelo don Santos despertó a sus nietos?





9. ¿Qué pasó cuando Efraín apoyado en el hombro de Enrique fueron en busca de alimentos para el hambriento Pascual?





10. ¿Cómo se llama el perro que recogió Enrique del muladar y qué hizo con el animal después el malvado don Santos?





11.¿Por qué se inquietaron los muchachos Efraín y Enrique una noche de luna llena?





12. ¿Cuánto tiempo demoró en regresar de la calle el abuelo don Santos para traer la comida para el cerdo Pascual en las latas que había llevado? ¿Logró su objetivo el abuelo?





13.- ¿Con qué propósito el abuelo don Santos aventaba a veces a la cama de Efraín y Enrique alguna lechuga o una zanahoria cruda?





14.- ¿Qué suerte tuvo el perro Pedro y cuál fue la reacción de los hermanos Efraín y Enrique?





15.- ¿Quiénes son los gallinazos sin plumas?





17.- ¿Cómo termina el cuento de Julio Ramón Ribeyro?


"Cuentos Peruanos", Editorial Americana, 2005, Rafael Alvarado Castillo)




Lima, 16 de mayo de 2012