Silencio... escucho tu silencio… otra vez no estás, como tantas veces.
Un aire helado se derrama por esta calle callada en esta noche de invierno. Así está mi corazón, mi alma, mi cuerpo: helado, como esta noche triste, ausente de estrellas y de esa Luna tenue, constante y solitaria, distante hoy de mi mirada; sombras y silencios tras el balcón de mis ojos, y un sentimiento de vacío se acurruca entre mis manos.
Hoy estoy pensando en ti... y hoy podría decirte tantas cosas... Si sirviera de algo. Hoy un brazo frío y distante me aparta de tu amor, y de esa relación tan encantadora y especial, que una y otra vez te empeñas en alejar, a la busca de un príncipe azul que nunca encuentras. Una y otra vez te recibo con los brazos abiertos y la desesperanza en mis ojos, sé que cuando menos lo espere saldrás a la busca de un idealizado amor que siempre se te escapa, sin importarte que yo estoy aquí por ti.
Una y otra vez te curo las heridas en mi regazo.
Cuántas veces confié en ti y cuántas veces mis ilusiones se estrellaron contra tu realidad. ¿Cuántas...?
Un día te sentirás sola, tan sola como yo me he sentido tantas veces, y ese día como tantos otros vendrás a buscarme, pero ¿sabes? ese día yo ya no estaré esperando por tí, esperarando lo que nunca ocurrirá. Ese mismo día yo ya no estaré aquí.
"Había un Granjero que tenía muchas tierras, y para que los pájaros y los animales no le estropearan las cosechas puso toda clase de vallas y de trampas y ¿sabes? consiguió lo que quería, los pájaros y los animales no se acercaban a la valla, no le estropeaban las cosechas.
Pero un día se dio cuenta de que se sentía muy solo, así que quitó el espantapájaros, las vallas y las trampas y se puso en medio de sus tierras para recibir a los animales. Se quedó allí todo el día con los brazos extendidos, pero no se acercó ni uno solo, no apareció ni una sola criatura; desconfiaban del nuevo Espantapájaros del hombre."
Publicado por Francisco J. Orte
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