Nací casi a fines de agosto. Presiento, sucedió tal vez en el momento menos oportuno, y cuando sucedió creo que no fui bienvenido que digamos. Mi adelantada venida (siete mesino) acaso ocasionó ciertos malestares en el entorno de mi familia, mi madre apenas tenía 17 años y pienso también, fui causante (después) de la división definitiva de mi marco familiar. Mis padres se separaron cuando yo aún era bastante infante) Según mi DNI nací en el lugar no indicado; los accidentes en asuntos de nacimientos suelen suscitarse y, pienso que en mí sucedió así. Llegué a este universo cerca a la orilla del río Rímac, con la vista frontal del cerro San Cristóbal y no me duelo de ello.
Estos detalles de mi nacimiento me han ocasionado algunas controversias con algunos amigos, por la modulación y el acento con que escribo mis poemas y narraciones. Yo siempre digo, aquellas pequeñas controversias sólo son situaciones jurídicas, y como tal, se resuelven allí. Porque el tono literario que conllevo corresponde a donde viví intensamente. Desde los tres o cuatro años, hasta cierta edad viví en Apurímac, y eso marcó enormemente mi espíritu. Ahora habito en la orilla del mar, al final del río Rímac y me refresco con las brisas de las playas del Callao. Entonces las gaviotas, los pelícanos que vuelan sobre las olas del mar chalaco, ya no me miran con indiferencias. Ahora siento que también ellos constituyen ser parte de este mi osmosis hecho de sunchos y acelgas. Vivir en el Callao no es tan fácil aceptarlo, porque se cohabita en medio de algunos pobladores coludidos en el mal vivir o vivir de la corrupción (sea en la política, en las amistades conformadas, en los oficios laborales, en la educación etc.) No digo que todo está mal, felizmente aún hay personas de principios morales.
Viví con mis abuelos Ángela Huillca Huamaní y Gregorio Bustinza Félix, ambos apurimeños, en algún momento me remontaron hacia el interior de las montañas ariscas de mi país y, allí viví escalando contento las alturas hasta llegar junto a las wallatas, persiguiendo a los cóndores en sus juegos entre escarchas y capulíes. Y en otras me bajaban nuevamente hacia la gran ciudad de varios millones de cabezas de bestias, como dijera algún escritor refiriéndose a Lima. Y allí, en el centro de la costa me deslizaba hacia las playas, para vestirme de arena, canillita, raspadillero, y rajador de trompos y canicas de un solo tiro, siempre a lado de mis abuelos.
Coexistí habitando pueblos jóvenes y viejos. Culminé mis estudios secundarios en GUE Ricardo Palma Surquillo en el turno de la noche, donde obtuve primer puesto en poesía en los juegos florales que organizó el colegio por sus bodas de plata. Era algo raro, según me decían, que un estudiante nocturno ganara un concurso de literatura hecho sólo para diurnos. Yo me había atrevido a depositar mi trabajo en la oficina de los profesores de lenguaje. Ellos, nunca me preguntaron en que turno estudiaba. Felizmente fue así.
De día tenía que amasar el pan, atenuar la sed de mi faringe en el desierto de mi sustento y a la vez enfrentarme a los prejuicios de los citadinos contra los andinos. Y aquí sí, como buen andino los puse en sus sitios, ya estando en la escuela con las buenas calificaciones y muchas veces a puño limpio en el barrio de Pamplona baja de San Juan de Miraflores donde viví. Algunos niños como yo, que no teníamos a nuestros padres al lado, éramos mal vistos por otros niños y mayores. Los adjetivos calificativos cumplían perfectamente sus funciones para señalarnos como a bichos raros de la sociedad. Las navidades para nosotros sólo eran para una miradita a los juguetes desde muy lejos de nuestras manos. En 1997-MED, (ya siendo docente) convocado por el Ministerio de Educación, resulté ganador del Concurso Nacional de Literatura Infantil Regional Callao - Lima en narrativa, con el cuento “Camino a Mucayu” Empecé a escribir leyendo a Julio Verne “Capitán de 15 años”, y escuchando las melodías andinas de arpas y violines de mi tierra aymarina.
Hice mis estudios superiores en las Universidades del Cusco y Huacho. Postgrado en la Univ. Nac. De Educación Enrique Guzmán y Valle la Cantuta, maestría en “Didáctica de la comunicación”. Trabajo como profesor de aula en la I.E. Sarita Colonia del Callao. Igualmente laboré en el Instituto Pedagógico San Marcelo, formando a futuros profesores. También en el Colegio Japonés José Gálvez del Callao, dicté Literatura y comunicación. Dirijo una revista de Innovaciones Pedagógicas y de creaciones literarias escolares “Frutas de cristal”. Soy miembro y tuve un cargo de vice-presidente del Gremio de Escritores del Perú (GEP). Una entidad unitaria que venimos construyendo por el rol que cumplimos y nos corresponde trabajar a través de la palabra, como portadores de la conciencia y lucidez de nuestro pueblo peruano, y al mismo tiempo como impulsores de la sensibilidad artística desde los amplios sectores de nuestra población mayoritaria. En 1991 escribí la composición litteral y musical del Himno de la I.E. Sarita Colonia del Callao. Lo cual es toda una historia larga, increíble y trágica. Bueno pues, esta es mi vida en pocas palabras y espero en algo les sirva sirva. Ya mañana será otro día.
PUBLICACIONES:
“El despertar de los míos” poesía 1988
“ Apu Runco “ poemas y cuentos 1991
“Conversaciones desde Tiaparo “ Carta y cuentos 1994
“Despojados “Antología poética de Aedosmil coautor 1998
“6 Poetas peruanos “Antología poética Aedosmil coautor 2001
“Ojos tocuyo “poesía 2004
“De cola larga y fea” cuento corto 2006
“Brevísima antología personal” poesía 2006
“Se prohíbe estar triste” Algunas técnicas pedagógicas para crear y escribir poesía. 2008
“Camino a Mucayu y otros cuentos” Cuentos 2008
“El vuelo de la palabra” Sobre el lenguaje, el libro, la lectura y la comunicación. Entrevistas y artículos acerca de comprensión lectora 2009
“Kochito, el laceador de Canín” Relato 2011
“Frutas de cristal” Revista escolar de creaciones literarias. Entre otras.
email: apurunco@hotmail.com Celular : 998779560
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