DOCENTE DE PRIMARIA

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domingo, 17 de agosto de 2014

HISTORIA DEL HIMNO DE LA I.E SARITA COLONIA 5082 DEL CALLAO




Por Lic. Alejandro Medina Bustinza

Estimados alumnos de educación Secundaria de Sarita Colonia, me pidieron la historia del Himno del Colegio, por factor tiempo, les remito la transcripción de una carta que envíe hace varios años, al ex director Lic. Juan Durand Enríquez, quién igualmente me solicitó. También me solicitan mi autobiografía y alguna reseña histórica de la creación de la I. E. Sarita Colonia del Callao. Bien, les enviaré algunos apuntes. Espero que les sirva en algo, y ahí:

Callao 20 de agosto del 2007
Señor: Juan Durand Enríquez
De mi mayor consideración:

¿Usted me solicitó mi buen amigo, a través de su dirección alcanzarle el testimonio y semblanza de la creación del Himno del Colegio Sarita Colonia?, pues bien, le alcanzaré sólo una parte de la historia, no sé si en algo pueda servir estas brevísimas líneas que me atrevo remitirle. La historia del himno, como cualquier otra, no escapa de los engranajes del momento socio- cultural en el que se compuso, y por primera vez. Le diré, que hasta parece una historia inverosímil, sin dejar de ser real. Ahora me parece mucha más quijotesca, desgarradora y agraviada desde su doloroso nacimiento, pero una historia al fin y al cabo.

Me preguntas ¿En qué me momento se me ocurrió escribir…? Sería mentirte si te dijera porque así por así se me ocurrió. Su valor estético, pedagógico e incluso histórico (como de cualquier otra creación) infiere necesariamente establecer a ciertos enjuiciamientos del momento contextual en el que se hizo. Sin embargo no puedo prescindir de aquellos fenómenos sociales que influyeron, los cuales caracterizan, como a cualquier otro producto creativo, en su mensaje y forma de manera directa o indirecta. En ese sentido, fue resultado de una serie de hechos antagónicos por un lado, y por otro, por necesidades concretas de la institución.

Yo había llegado desde Apurímac al Callao, en los últimos años de la década de los 80, a través de una reasignación. Debo confesar, nunca había visto tantos avinagrados y mal humorados personajes revueltos en la corrupción oficial aquí en la ciudad, en especial en el Callao de aquella década (1988). Más aún, si los maestros teníamos alguna filiación sindical (SUTEP) las cosas eran más difíciles.

Las Autoridades educativas no tuvieron el indicado trato justo conmigo, creyendo merecer la peor zona, me enviaron al Colegio Sarita Colonia a donde pocos deseaban llegar por las condiciones de zona marginal, pantanosa y polvorienta del lugar. Muchos docentes, después de un día o dos, dejaban de asistir. En los inicios del 90 hubo una directora, muy oronda y patética. Algunos no gozábamos de su iconoclasta y manera imparcial trato inequívoco que nos tenía. Por cierto, una mayoría adoptaba y apoyaba a aquella tan hostil y escolástica forma de actuar de la señora directora.

En estas circunstancias se dio la necesidad de crear el Himno del Colegio. Recuerdo, la iniciativa fue del profesor de educación física Rudicindo Lujan Munive, con quién mantuve (y hasta ahora) diferencias de posiciones políticas inconciliables; pero a la vez coincidencias pedagógicas, tolerancia, amistad y entera comprensión de nuestra labor de educador, que mantuvimos siempre, lejos de desprovistas retóricas y de hipocresías baratas. Yo diría que él fue el verdadero gestor del himno del colegio. Felizmente la directora y otros maestros le tenían aprecio. Seguramente, por sentimentalismos partidarios, aunque debo decir, Rudicindo jamás actúo de manera irregular (hasta donde yo sé) tal vez por eso nos hicimos y somos buenos amigos.

El profesor Rudicindo fue quién me exigía en todo momento a escribir el himno, aduciendo mi condición de haber publicado mi primer poemario en aquella época. De tanta insistencia, hasta que se dio un día. Escribí unas líneas y le puse la música conveniente sólo para que me dejara tranquilo. La directora (pienso fue, lo único bueno que hizo) se le ocurrió convocar a los profesores de su entorno y entera confianza a componer un himno para el colegio. Sólo un profesor había presentado en casete y escrito, ahora lo recuerdo, con cierto tono marsellesa parisiense. Rudicindo inmediato me pidió que fuera a presentar lo que ya se había compuesto. Lo había hecho sin mucho interés que digamos, además la directora jamás habría aceptado mi trabajo si yo hubiese presentado. Seguro que le hubiera dado la sepultura en el tacho. Rudicindo sabía de este impase. Entonces se nos ocurrió una salida: Que me devolviera la composición incompleta para mejorarla para el día siguiente. Luego que él presente y se hiciera pasar como autor de letra y música, pues tenía habilidades para la guitarra porque rápido absorbió la tonalidad e interpretó cantando. Y así lo hice. Toda aquella noche la trabajé y por coincidencia, fue una fecha muy especial para mí. Modifiqué casi el 70% de la composición, frente a una vieja grabadora que yo tenía. A las cuatro de la mañana terminé con el arreglo, y al día siguiente le entregué a Rudicindo. Lo presentó, manteniendo que él era el autor, leyó y cantó la composición. Y así salió escogido y presentado con la autoría del Prof. Rudicindo Lujan Munive.

Todos se alegraron por la belleza de la composición y además, el autor era el indicado. Acordamos con Rudicindo guardar el secreto. Yo estaba contento, me bastaba con que los niños y profesores los cantaran y el colegio ya tenía su propio himno. La directora no se cansaba de aclamar y felicitar a Rudicindo en todas las fechas cívicas y en cada actividad permanente. Así fue durante dos o tres años, no recuerdo exactamente. Hasta que vino un día memorable, me parece que fue el “Día del maestro peruano”, donde los profesores asistimos con nuestras familias (esposas y esposos) La mía había fallecido en 1991.

En la ceremonia, otra vez la directora echaba flores frente a los padres de familia al profesor Rudicindo, como autor del himno; y muchas veces él se sentía mal. Me había dicho que estaba cansado de eso y deaseaba decir a todos la verdad. Yo le pedía su paciencia. Pero aquella vez, su esposa no pudo resistir, ella sabía la historia y a tanto falsete simulado y alargado mucho tiempo sostenido por Rudicindo y yo. Llamó a esposo y le pidió que anuncie diciendo la verdad ante el público. Nunca había visto en el rostro de niño mimado y cabeza pelada de Rudi, dibujarse la alegría chispeante. El suspiro de alivio se notaba en sus gestos, como sacudiéndose por fin de una carga pesada, todo esos años.

Se me acercó diciéndome: “ Sí Alejandro, ya estoy harto y avergonzado de recibir halagos y aplausos por algo que es tuyo… subiré al estrado (hecho de mesas por entonces) y les diré la verdad…” Me abrazó fuertemente, acepté el reto, sólo en silencio le dije: “Si tú supieras que es más tuyo que mío…”

Y así lo hizo. Subió al estrado, anuncio, habría que ver la cara que pusieron la directora y otros rostros de pocos amigos. Pálidos, enjutos, desparpajados, como cuando se editó el cuento: “De cola larga y fea”. Jamás se imaginaron la autoría a mi pertenencia. Felizmente ya había sido aceptado por todos y se cantaba mañana y tarde el Himno del Colegio Nacional Sarita Colonia del Callao. (Por ahora eso es todo…)

Atentamente

Lic. Alejandro Medina Bustinza

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