Cuentan que una serpiente empezó a perseguir desesperadamente a una luciérnaga.
Ésta huía rápido y con miedo de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba cejar en su intento.
Se evadió un día pero el reptil no desistía, dos noches y nada; en el tercer día, y ya sin fuerzas, la luciérnaga se detuvo y dijo a la serpiente: ¿Puedo hacerte tres preguntas?
No acostumbro a hacer concesiones a nadie, pero, como te voy a devorar, puedes preguntarme. ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia? No. ¿Yo te hice algún mal? No. Entonces, ¿por qué quieres acabar conmigo? ¡Porque no soporto verte brillar!
Reflexión:
1.- ¿No es verdad que la envidia es uno de los sentimientos más frecuentes?
2.- ¿Has oído el refrán: “Se le tiran piedras sólo a los árboles que tienen frutos”?
3.-¿De qué nos sirve la envidia? ¿Por qué la sentimos?
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