Había una vez, un erizo muy valiente que era capaz de desafiar a cualquier carretera, para atravesarla sin ser atropellado.
De valiente que era, era imprudente. Sus padres siempre le decían: “No cruces la carretera tan confiado, que un día te va a pillar un coche!! Y mira a los dos lados antes de cruzar!!”
Pero un día se pasó de valiente, y fue a cruzar, ni más ni menos… , se le olvidó mirar hacia los dos lados antes de cruzar, y… le atropellaron.
Desde el accidente, ya casi no tenía púas y le quedaron 3 púas cortas, así que todo el mundo le llamaba “Cortos” el erizo sin púas.
A partir de entonces “Cortos” no volvió a cruzar una carretera de forma imprudente.
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