Querido maestro amigo,
hoy que los años marcan tu canas,
y que los hombres aun,
no reconocen tu cansancio
quiero darte mil gracias,
por habernos formado con amor,
por tener paciencia y
hacernos soñar con los cuentos.
Como no recordar tu sonrisa fresca,
que alegraba nuestros temores,
como olvidar tu mano amigo,
que llenabas nuestros corazones,
con palabras tiernas y frágiles,
que nos impartías conocimientos.
Hoy que leer es mi alegría,
y que mi futuro ya realidad,
recuerdo mi infancia apenado,
ya que vivimos felices a tu lado
y estoy seguro que tus alumnos
no te hemos olvidado.
Autor: JR Giraldo
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