Un hombre y su esposa, estaban sentados en el corredor, a la entrada de su casa, y tenían en su mesa un delicioso pollo asado para comerlo juntos. En eso el hombre vio que su anciano padre se acercaba, y rápidamente tomó el pollo y lo escondió, para que el anciano no pudiera coger nada de él. El viejito llegó, tomó una bebida y se marchó.
Entonces el hijo quiso poner de nuevo el pollo en la mesa, pero cuando fue a cogerlo, lo que había era un enorme sapo, que se le lanzó a su cara y se quedó allí, y nunca se le despegó, y si alguien intentaba quitárselo, lo miraba maliciosamente como si estuviera a punto de lanzársele a su cara, así que nadie se aventuraba a tocarlo. Y el ingrato hijo quedó obligado a alimentar al sapo todos los días, porque si no él se alimentaba de su cara. Así, por su ingratitud, el hombre no volvió a tener descanso en su vida.
Marca la respuesta correcta: ¿Qué comió aquel día el padre?
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Nada.
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Solo
bebió un vaso de vino.
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No
comió, solo tomó una bebida.
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Comió
el pollo con la familia
Ordena según sucede en la historia:
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Nadie puede quitar el sapo de la cara al marido.
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Ven acercarse al padre del marido.
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Esconden el pollo.
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Al sacar el pollo se convierte en un sapo.
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El anciano se va tras beber algo.
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El marido y la mujer están listos para comer.
¿Cómo
miraba el sapo a los que intentaban separarle de la cara del marido?
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Maliciosamente.
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Correctamente.
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Odiosamente.
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Duramente.
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Bondadosamente.
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