EL
TIGRE BLANCO Y EL JOVEN LEÑADOR
En un lugar de China, en una pequeña aldea,
vivía un joven leñador con su anciana madre.
Un buen día el joven, llamado Fu-Ying, le
dijo a su madre:
—Ya casi no quedan árboles cerca de nuestra
aldea. Voy a tener que ir hacia la región de las montañas para encontrar buena
leña para venderla en el mercado y así pasar un buen invierno.
La mujer miró
hacia el camino que salía de la aldea y vio la región de las montañas a lo
lejos, muy lejos, tan lejos que parecían perderse en el cielo. Entró en la casa
y preparó mucha comida y bebida para el viaje de su hijo. Se despidió de él con
lágrimas en los ojos y le vio marcharse por el camino.
El joven leñador llegó a las montañas donde
pasó tres largos días cortando leña de los milenarios árboles que allí había.
Cuando estaba
cortando un gran árbol, el último día, cayó al suelo agotado por tanto
esfuerzo. Se quedó completamente dormido.
De repente se despertó sobresaltado porque
sintió una presencia cercana a él. Abrió los ojos y vio un gigantesco tigre
blanco que le miraba fijamente.
Fu-Ying invocó a todos los espíritus de sus
antepasados pidiéndoles que le protegiesen. Sorprendentemente no le atacó, sólo
le miraba con unos ojos profundamente tristes aquel extraño tigre blanco.
El joven se armó de valor y le dijo al
tigre:
—Ya veo que no quieres atacarme, creo que
te pasa algo. ¿Puedo ayudarte en algo? Estaría encantado.
Entonces el tigre movió la cabeza
afirmativamente y extendió una de sus patas delanteras hasta las manos del
leñador. Éste comprendió que estaba herido y vio que tenía una espina clavada y
sangraba por la herida. Ello es lo que le hacía sufrir.
Con mucho cuidado sacó la espina y limpió
la herida. El tigre se lamió la zona herida, miró fijamente al joven y se alejó
caminando despacio.
El joven
leñador regresó a su aldea pensando en su encuentro con aquel tigre blanco. Al
llegar le contó lo sucedido a su madre. Ella creyó que el espíritu de su
marido, que había muerto hacía mucho tiempo, era el que había protegido a su
hijo de las garras de aquel extraño tigre.
Al cabo de varios meses, una mañana en la
que el joven se disponía a buscar leña como cada día, encontró en la puerta de
su casa un ciervo muerto.
Sorprendido, llamó a su madre, la cual se
puso muy contenta y dijo: somos muy afortunados porque este ciervo ha venido a
morir a nuestra casa para darnos comida para toda la semana, estoy segura de
que es el espíritu de tu padre el que nos protege.
El joven pensaba y le parecía muy raro todo
ello. Ese ciervo seguramente habría sido atacado por aquel tigre blanco y no
entendía cómo éste le había dejado en la puerta de su casa.
Pasaron varios días y de vez en cuando
aparecían más animales muertos en la puerta de la casa del leñador.
La
madre pensaba que era muy raro lo que sucedía. Creía que no existía ningún
animal capaz de agradecer así las cosas. Pero su hijo estaba convencido que
igual que el tigre se acercó a pedirle ayuda allí en las montañas, aunque
también era algo raro, podía comportarse de esa manera para mostrar su
agradecimiento.
Aquella
misma noche el joven leñador decidió permanecer despierto en la puerta de su
casa y así agradecer al tigre que le dejara esos animales en su puerta. Pero
poco antes del amanecer el sueño le venció y se quedó profundamente dormido.
Cuando
despertó se quedó asombradísimo pues en la puerta de su casa estaba tendida en
el suelo una bella joven. Parecía desmayada e iba vestida con unas finas ropas
dignas de una princesa.
Cogió
en brazos a la joven, la llevó dentro de la casa e intentó reanimarla con una
bebida hecha con arroz.
De
repente se escucharon voces alrededor de la casa y numerosos soldados se
acercaron gritando:
—Abrid
inmediatamente. Sabemos que tenéis a la hija del rey. Salid y rendíos.
El joven leñador salió muy asustado. Los soldados
amenazantes le preguntaron también que dónde tenía escondido al tigre blanco
que había raptado a la princesa. Perplejo, Fu-Ying les dijo que no sabía de qué
tigre blanco le hablaban.
Los soldados no le creyeron y sacaron a la princesa
que ya se había despertado y comenzaron a registrar toda la casa en busca del
tigre. Como no encontraron nada se acercaron al joven y el dijeron:
—Sabemos
que pretendes engañarnos y que te has disfrazado de hombre; por eso no tienes
las rayas negras que todos los tigres tienen y por eso apareces así tan blanco
con tu disfraz de fiera.
El
joven les contaba una y otra vez su historia pero los soldados no le creían.
Entonces le encerraron en una jaula de plata y le llevaron a la plaza del
mercado de la ciudad.
Todos
los habitantes se acercaban a contemplarle, le tiraban de los pelos del bigote,
le acariciaban, le insultaban…
Pasaron
los días y se celebró un juicio. El joven les contaba una y otra vez su
historia. Pero nadie le creía, y tampoco el juez que le condenó a morir en la
horca.
Cerca de la plaza, en el palacio, estaba la
princesa muy triste porque ella era la única que creía lo que decía el joven
leñador. Además se había enamorado perdidamente de él.
Llegó
el día en que el joven debía ser ahorcado, esa mañana apareció extrañamente
nublada. Casi todos los habitantes de la ciudad se habían acercado hasta la
plaza para ver como ahorcaban al joven Fu-Ying; y porque además existe una
vieja leyenda china que decía que cuando un hombre-tigre muere ahorcado por no
decir la verdad, de su corazón brota un maravilloso diamante. Todos estaban
expectantes por ver lo que ocurría.
Al
llegar el mediodía el rey dijo:
—Ahorcad
a ese hombre-tigre y que el cielo sea nuestro testigo.
De
repente se oyó un terrible rugido. Las gentes se quedaron atónitas al ver
acercarse hacia la plaza una gran manada de tigres guiados por un hermoso tigre
blanco.
El
rey se quedó perplejo y dijo:
—
¿Cómo hemos podido ser tan necios? El joven leñador dice la verdad. Dejadle en
libertad.
El
joven se abrazó emocionado al tigre blanco, los hombres y mujeres que allí
estaban no pudieron reprimir las lágrimas.
El
rey, al ver la ternura del leñador con el tigre, pensó que si era capaz de ser
así con un animal, ¿qué sería capaz de hacer por los hombres? Así que le pidió
disculpas por no creerle y le ofreció casarse con su hija.
Pasaron los días y se celebró una gran boda en el
palacio imperial. La princesa puso como condición que el tigre blanco se
quedase a vivir con ellos. Para ella, su felicidad se la debía al tigre, porque
él la llevó a la casa del leñador y salvó a éste de una muerte segura y también
les unió para que pudieran casarse.
Después de la boda de la princesa y del leñador,
los jóvenes que querían casarse se acercaban al palacio para consultarle al
tigre si debían o no hacerlo. El tigre movía afirmativa o negativamente la
cabeza para responderles. Así ocurrió que el tigre se convirtió en el
casamentero mayor del reino.
Después de la boda de la princesa y del leñador,
los jóvenes que querían casarse se acercaban al palacio para consultarle al
tigre si debían o no hacerlo. El tigre movía afirmativa o negativamente la
cabeza para responderles. Así ocurrió que el tigre se convirtió en el
casamentero mayor del reino.
Actividades de comprensión:
Realizar la lectura y/o audición del cuento y pedir a un alumno
o alumna que
Lo resuma verbalmente. No dejarle solo: cuando dude, pedir ayuda
a otros.
Hacer preguntas sobre los detalles expresados en el cuento. Por
ejemplo:
Escribir en la pizarra las palabras que los alumnos o alumnas no
entiendan.
Pedirles que las busquen en el diccionario y copien su
significado.
1. ¿Cómo se llamaba el país donde vivía el joven leñador? ¿Con
quién vivía?
………………………………………………………………………………………………………………………..
2. ¿Dónde tuvo que ir? ¿Por qué?
………………………………………………………………………………………………………………………..
3. ¿Cuántos días estuvo trabajando en las montañas?
……………………………………………………………………………………………………………………….
4. ¿Por qué se quedó dormido? ¿Qué pasó cuando se despertó?
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5. ¿De qué manera ayudó el leñador al tigre?
…………………………………………………………………………………………………………………….
6. ¿Qué encontró el leñador en la puerta de su casa?
…………………………………………………………………………………………………………………….
7. ¿Por qué aparecían animales en la puerta de la casa del
leñador?
……………………………………………………………………………………………………………………..
8. ¿Quién creía el leñador que los dejaba en su casa?
………………………………………………………………………………………………………………………..
9. ¿Qué decidió hacer el leñador para agradecerle al tigre lo que
hacía?
…………………………………………………………………………………………………………………………
10. ¿Qué pasó cuando se despertó?
…………………………………………………………………………………………………………………………
11. ¿Qué hizo el leñador con la joven?
…………………………………………………………………………………………………………………………………..
12. ¿Qué pasó después? ¿Quién había raptado a la princesa?
…………………………………………………………………………………………………………………………………
13. ¿Por qué se llevaron los soldados al leñador? ¿Dónde lo
llevaron?
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14. ¿A qué pena condenó el juez al leñador?
……………………………………………………………………………………………………………………………
15. ¿Cómo se salvó el hombre-tigre? ¿Qué hizo
al ver al tigre?
…………………………………………………………………………………………………………………………………………….
16. ¿Qué hizo entonces el rey?
……………………………………………………………………………………………………………………………..
17. ¿Qué condición puso la princesa para casarse con el leñador?
¿Por qué?
………………………………………………………………………………………………………………………………
18. ¿En qué se convirtió entonces el tigre
blanco?
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