Hablar del sistema educativo peruano, es hablar de un tema muy amplio y con muchos, por decirlo así, de sus problemas. Como es sabido, por la mayoría de los peruanos, no necesariamente estudiosos, la educación de nuestro país no goza de una buena reputación. Son conocidas las diferentes quejas, denuncias, los comentarios poco favorables, etc. sobre temas como:
a) El bajo rendimiento y deserción escolar.
b) Negociación de notas por docentes, cobros indebidos.
c) Maltrato psicológico, el bulling.
d) Metodología inadecuada etc.
Y aunque no es posible obtener un solo culpable, por lo general todo recae en las escuelas mismas y dentro de ellas, por lo general, en los “docentes”.
Este hecho no necesariamente puede estar fuera de la realidad, pero también es cierto que los docentes a través de estos años de grandes cambios hemos venido intentando, cada vez más y hacerlo mejor. Aunque no somos todos, cada vez es mayor el número de docentes que toman conciencia de su rol en este proceso de mejora del sistema educativo, lo cual se puede observar a través de diferentes indicadores:
–La capacitación y actualización del docente, que se observa en la participación a las diferentes preparaciones que brinda el Ministerio.
–La asistencia a cursos de actualización pagado por nosotros mismos.
–La adquisición de libros, en la mayoría fuera de nuestras posibilidades económicas.
Otro aspecto a resaltar, es el tiempo extra (no pagado) que brindamos muchos docentes con el fin de poder ofrecer un mejor servicio. Las normas indican y así lo exigen los órganos intermedios que no se pueden suspender clases por ningún motivo, quedando fuera de horario de trabajo:
Las coordinaciones, la elaboración de planes coordinados de trabajo, la celebración de actividades, la programación de las clases, la atención a padres de familia, el desarrollar acciones de orientación individual de tutoría, la participación de alumnos en concursos convocados por el mismo MED, el desarrollo de proyectos propiciado por el MED, como las: “escuela de padres” “Campañas de lucha contra las drogas”, entre otros.
Aunque no se puede negar que existen docentes que no utilizan ningún tiempo extra, aquellos cada vez son menos, porque es imposible no brindar un tiempo extra y cumplir de manera eficaz nuestra labor educativa. Y si estos docentes existen, es en gran medida por la ineficacia de los órganos intermedios y la gestión de la misma Institución Educativa que no ejecuta una evaluación, un monitoreo ni asesoramiento adecuado.
Con respecto a los cobros indebidos que se dan por diferentes motivos, en el caso de la matrícula, el MED dispone que no se deba exigir obligatoriamente un pago, que por cierto, esto no depende de los docentes, sino más bien de la gestión y la APAFA. Sin embargo, hay preguntas: ¿el gobierno cubre los gastos generados para mantenimiento de baños, puertas, carpetas, pizarras? ¿Provee de seguridad como rejas, alarmas, puertas y chapas seguras? Por ejemplo, es justo que los discapacitados sean integrados en las instituciones educativas, pero ¿el estado brinda los recursos para colocar rampas, agarradores en los baños, capacitación a docentes en lenguajes alternativos, etc.?
Es posible que en algunos colegios, las APAFAS no realicen un buen uso del dinero, pero en este caso ¿Dónde están los órganos intermedios? ¿Los Directores? Que no supervisan el buen uso de este dinero. En el caso del pago de dinero para la contratación de auxiliares de educación en el nivel inicial y los primeros grados de primaria, indudablemente con niños pequeños, es necesario el apoyo de un auxiliar. Sobre todo, por la cantidad de niños en el aula. Se indica un mínimo de 30 alumnos por sección, es seguro que los que han dispuesto esta norma nunca han estado en aula y por supuesto no estarían dispuestos a demostrar en la práctica, un buen trabajo con esa cantidad de alumnos y sin apoyo.
Aunque no es mi intención disculpar a los docentes de sus responsabilidades y errores, considero que frecuentamos pagar no sólo por nuestros errores sino también por aquellos que no son nuestros. Es importante reconocer que los docentes jugamos un papel fundamental en la mejora de la educación, y si esto es entendido por todos, entonces, ¿por qué en lugar de apoyar y ayudar el desarrollo de este agente, por lo general lo que se hace es generalizar y no distinguir entre el docente dispuesto al cambio y el que por el contrario se opone?
Estos hechos, se dan tanto en las mismas escuelas, como con algunos Directores que no reconocen los esfuerzos y muchas veces ponen trabas, y en lugar de unir dividen para poder reinar. Hasta en los medios de comunicación, cuando se enfatiza en los resultados de las pruebas internacionales, con resultados conocidos como poco alentadores, remarcan sólo la responsabilidad del docente, que por cierto no se niega, y sin analizarse el contexto familiar del alumno, la escuela misma y otros más que influyen en este resultado.
Por último, podemos concluir que es necesario estar conscientes de que el cambio no surge por iluminación, sino por la necesidad misma, es decir, es fruto de una evaluación y auto evaluación de cada agente que interviene en el proceso de la educación. Por todo lo dicho, invocamos a colaborar para que nuestras instituciones educativas sean lugares donde los docentes encuentren estímulos para mejorar en su trabajo con los alumnos y colegas, generando un espacio agradable que favorezca el aprendizaje de nuestros estudiantes.
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