DOCENTE DE PRIMARIA

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domingo, 29 de junio de 2014

LA VIOLENCIA EN NUESTRAS ESCUELAS

Escribe: Psicóloga Inés Meza Vargas.
No es raro escuchar en nuestros alumnos un comentario de algún tipo de maltrato de parte de un familiar. No es raro ver alumnos que se golpean o se insultan, como una forma de jugar muy normal para ellos.

No es raro ver en el aula de clase que por una cosa insignificante, como una mirada o un comentario mal entendido, un alumno reaccione bruscamente con su compañero y que lo insulte y lo golpee, porque no le gustó la actitud del otro.

No es raro ver que nuestros niños comentan las peleas del barrio que ven a diario, y especialmente, los fines de semana.

En fin, no es raro ver en la televisión y otros medios de comunicación, las noticias de violencia familiar y social que cotidianamente somos testigos pasivos de ello.

En mi experiencia laboral, como psicóloga, tampoco me es raro escuchar consultas de maltrato entre la pareja, de maltrato a los hijos, maltrato en la calle y todo ello son cada vez más frecuentes.

Por ello, el tratar este tema que a todos nos preocupa, pero que a veces poco hacemos para erradicarlo, claro que no es nuestra única tarea entre todas las que ya tenemos, pero creo que hay que hacer, algo más contundente contra este flagelo que enferma cada vez más a nuestra sociedad.

La violencia no es algo nuevo, siempre ha existido y existirá, pero en qué grado y bajo qué circunstancias, no sabemos. Cuando definimos la violencia, diremos que:

“Son aquellos actos que tengan que ver con el ejercicio de una fuerza verbal o física sobre otra persona, animal u objeto y que tenga por resultado la generación de un daño sobre esa persona u objeto de manera voluntaria o accidental.”

Muchos adultos, especialmente los padres de familia, no entienden el daño gravísimo que infringen a sus hijos, cuando ellos son testigos cotidianos de la violencia familiar, que viven en su hogar. Porque a pesar de ello, exigen a sus niños buenos rendimientos, buenas conductas, cuando ellos tienen por modelo diario el abuso, el maltrato verbal, físico y la indiferencia.

Algunos piensan que por falta de educación son así. Otros se justifican porque cuando eran pequeños también pasaron por lo mismo. Que los problemas económicos, problemas de salud, problemas de falta de trabajo; en fin, siempre aparecerán excusas, mientras nuestros niños y adolescentes, cada día están más frustrados, más desanimados, más pesimistas ante un futuro incierto y desalentador.

Parte de la solución, es ver primero el problema, analizarlo y ver posibles soluciones. Para ello, se ha realizado una breve encuesta, a los alumnos de primaria del colegio SARITA COLONIA y en ambos turnos: Desde tercero hasta sexto grado. De forma anónima y explicándole los términos usados en las dos preguntas:
Me maltratan físicamente en mi casa sí o no
Me maltratan verbalmente en mi casa sí o no
Los resultados fueron los siguientes:

Turno                        
Mañana           Tarde         Total
Cantidad                   :126                  
70             196
Violencia física si       :24 19 
 %          21 30 %     45 23 %
Violencia Verbal si     :
26 21 %           27 39 %     53 27 % 

De acuerdo a estos puntajes, tenemos un triste resultado. Lo que nos indica que hay un significativo números de niños que padecen de algún tipo de maltrato, y observamos, que hay un mayor predominio de maltrato verbal. Aquel que no deja huellas físicas, pero que deja huellas imperecederas en la mente y el alma del niño o de la niña.

Ante esta realidad, me pregunto ¿podemos hacer algo? Es una tarea pendiente con estos niños que no tienen voz para gritar su dolor. Que silenciosamente llevan su dolor y se traduce luego en un desinterés en el estudio, en una poca tolerancia al amigo que le hace una broma que no le gusta, o que reacciona mal ante las llamadas de atención de la maestra o del maestro. Creo que hay muchas cosas por hacer, pero lo importante es hacerlo ya.

Sé que muchos de nuestros profesores ya lo están haciendo, cuando trabajan con cariño y dedicación a sus alumnos. Cuando decoran sus aulas para que los niños y niñas se sientan felices en ambientes alegres y ordenados. Donde estudiar no resulte aburrido y poco estimulante.

Creo que ahí está una pequeña parte de la solución. Creando espacios y momentos en el aula, en que el alumno se sienta importante, valioso y escuchado. Donde venir a la escuela, resulte ser momentos de felicidad, que cuando no pueda venir, extrañe a sus compañeros, y a su profesor, con el que se siente bien en tenerlo como su maestro .

Con nuestros padres de familia habría que educarlos, en primer lugar, en el perdón a su pasado. A aquello que les hizo daño y que ya no se debe repetir. Debemos enseñarles una nueva forma de comunicarse con sus hijos, con la tolerancia Y la prudencia, pero también con la firmeza necesaria para poner límites a conductas inadecuadas. Corregir errores que pueden ser determinantes en el proceso del crecimiento y desarrollo de sus hijos. Será necesario también criticar esos modelos violentos que observamos en los medios de comunicación, y en nuestro trato diario, a fin de sanar a nuestra sociedad.

¡ NO A LA VIOLENCIA, SI AL TRATO CON RESPETO ¡.

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