Una
garza blanca, desde la altura, vio de pronto cómo la garita de los
Humedales de Ventanilla estaba a punto de derrumbarse.
Chillando
con todas sus fuerzas, la garza blanca, comenzó a revolotear
alrededor del guardaparques
que allí estaba sentado almorzando, tratando de llamar su atención.
Carlos no se daba cuenta de lo que quería decirle y siguió
almorzando. El ave voló hacia nuestro amigo y le arrebató el gorro.
Carlos
se levantó y se fue detrás de ella. Cuando se alejaron de la garita
de los Humedales de Ventanilla, la garza blanca dejó caer el gorro.
Carlos lo recogió de muy mal humor, regresando luego a la garita.
Al llegar, descubrió que la garita se había derrumbado.
Comprendió
entonces el comportamiento de la garza blanca: Quitándole el gorro
había querido alejarlo de la garita.
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