lunes, 31 de marzo de 2014
El Murcielago
Al principio de los tiempos, hace mucho, mucho... el murciélago era el animal más feo del mundo. Con todo respeto, se fue a hablar con Dios al que le dijo:Por favor, dame plumas, que me muero de frío.
Pero a Dios no le había sobrado ninguna pluma después de crear a todas las aves y decidió que cada una le daría una al murciélago.
La paloma le dió una pluma blanca.
El papagayo la verde.
El colibrí tornasolada.
El flamenco rosa.
Del penacho del cardenal obtuvo la roja.
La azul de la espalda del martín pescador.
Del ala del águila, la marrón.
La amarilla el pecho del tucán.
Después de esto, el murciélago paseaba por la tierra y por las nubes. Por donde iba el aire quedaba alegre y las aves mudas de admiración. Hasta el arco iris nació del eco de su vuelo.
Pero se volvió muy vanidoso. Miraba con desdén y ofendía a los demás.
Todas las aves que le dieron sus plumas fueron a exponer sus quejas a Dios y, al día siguiente, cuando el murciélago agitó sus alas en pleno vuelo se quedó sin ellas.
Una lluvia de plumas cayó sobre la tierra. Desde entonces, el pobre murciélago, las anda buscando, ciego y feo, enemigo de la luz. Vive escondido en las cuevas y cuando cae la noche sale a perseguir las plumas perdidas. Además, vuela muy veloz, sin detenerse nunca, porque le da verguenza que lo veas.
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