Una niña que se llamaba Laura. A Laura le gustaban mucho los animales. Un día, suman la le regaló un perrito llamado Nevado. Nevado era muy bueno. Era pequeñito y juguetón. Todos los días jugaba con Laura a la cual esperaba que llegara del colegio. Laura no quería sacarlo de paseo pues temía que se lo quitaran o le pasara algo. Un día, Laura decidió llevarlo al campo con su papá en el coche. Cuando llegaron al campo, lo bajó del coche para que jugara por el campo y darle un paseo a. Pero la fatalidad quiso que nevado se metiera debajo del coche de papá y lo pillara. Nevado se fue al cielo y Laura lo pasó mal, muy mal. Cuando llegaron a casa, la niña le contó a su mamá lo que había pasado y su mamá sólo pudo consolarla diciéndole que tendría otro perrito. Pero la niña sólo quería a Nevado. Cuando Laura se levantaban, le mandaba besitos al cielo para Nevado. Entonces, su mamá decidió que era el momento para que Laura tuviera otro perrito. A los pocos días, la mamá del Laura llevó a Laura a por un perrito. Era pequeñita, peluda como un osito. Laura no la quería. Sólo quería a Nevado, pero Kuki, que así se llamaba la perrita, era tan pequeña, tan graciosa y cariñosa, que hizo que Laura volviera a sonreír y a jugar con ella. Desde ese día, Laura cuida a su perrito para que no le ocurra nada malo. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado. |
Julia García y Julia Pineño
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