Yo vivía en un pueblo del revés:
andábamos con las manos y eran gigantes los enanos. En Rionca de Vatralaca no era grande ni gorda mi vaca y los ratoncillos solían maullar cuando a mi gato querían cazar. Las abuelas se ponían deportivas y los niños usábamos tacones. ¡¡ Menudo porrazo nos pegábamos cuando vendimiábamos melones !!. Y para desayunar y tener fuerzas: ¡¡ un buen plato de lentejas !!, pues el colegio estaba cerrado y teníamos que saltar la verja. Allí nos esperaba nuestra "seño" con su traje de vaquera en otoño. ¡¡ Qué guapa siempre estaba, con su pelo recogido en un moño !!. Más tarde, en Navidades, un chapuzón en la piscina, cantando los villancicos a ritmo de salsa latina. No llovía en primavera, así que paseaba con mi tía. Ella me llevaba a la feria, pero sólo duraba un día. Cuando se acercaba el frío, mi "seño" daba las vacaciones: ¡¡ Que paséis un buen verano, y comáis muchos turrones !!. Así era en Rionca de Vatralaca nuestra vida de escolares, en el pueblo del revés más lindo de todos, todos, todos... los lugares. |
Ibrahim, mi hermano y mi mamá
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