Había un perrito llamado Cody.
Nació un día de invierno en una camada muy privilegiada ya que sus papás vivían con una familia adinerada. Era un cachorrito pequeño de color negro y gris muy bonito. Su dueña lo sacaba todos los días de paseo al parque y jugaba mucho con él. Le daba de comer lo mejor. Cody era muy cariñoso y agradecido y quería a su dueña muchísimo. Cuando se iba a trabajar, le dejaba en casa y él esperaba toda la mañana. Cuando volvía, era el perrito más feliz del mundo, haciéndole las alegrías y jugando con su dueño. Llegó el verano y su dueña decidió irse de vacaciones a la playa. Le apareció el problema del perrito. No sabía dónde dejarlo los días que iba a irse. Llegó el día de marcharse; y subió a Cody al coche y a pocos kilómetros, decidió abandonarlos. Paró el coche y lo dejó solito desamparado en la cuneta de la carretera. El perrito se quedó desconsolado esperando a que volviera su dueña recogerlo, pero el tiempo pasó y no volvió. Cody decidió marcharse de aquel lugar y andando solito se acercó a un pueblo muy pequeño llamado Carrión de Calatrava y allí, se encontró con un niño en un parque, el cual se llamaba Ismael. A este niño le gustó mucho el perrito y decidió llevárselo a casa para bañarlo porque estaba muy sucio. Empezó a cogerles cariño y decidió quedárselo para siempre. Cody era el perrito más feliz del mundo y comprendió que realmente la primera dueña que tuvo no le quería lo suficiente y que Ismael era un amigo para toda la vida. Nota muy importante: si deseas tener un perrito, piénsatelo muy bien y no lo abandones nunca, porque él nunca lo haría. |
lunes, 24 de marzo de 2014
La vida de un perrito llamado Cody
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