Briss tiene una cajita llena de besos y una gran sonrisa. Cuando va al colegio, siempre lleva alguno en su bolsa de almuerzo.
Y su madre, al despedirse, siempre le da alguno más. Ella sabe que es mucho tiempo el que pasa en el colegio.
Todos sus besos son dulces. Saben a fresa, a vainilla, a chocolate. Y cuando a veces la sonrisa desaparece de su cara, Briss mete la mano en la bolsa y… la sonrisa vuelve grande, radiante.
Briss tiene muchos amigos. Uno de ellos se llama Juan.
Juan siempre lloraba cuando su madre se marchaba.Pero Briss le dijo un día:
–¿Quieres un beso de vainilla?
A Juan se le pararon las lágrimas cuando la escuchó, y notó un calorcito suave en la cara, que acababa en un sonoro…muaaa.
Y su madre, al despedirse, siempre le da alguno más. Ella sabe que es mucho tiempo el que pasa en el colegio.
Todos sus besos son dulces. Saben a fresa, a vainilla, a chocolate. Y cuando a veces la sonrisa desaparece de su cara, Briss mete la mano en la bolsa y… la sonrisa vuelve grande, radiante.
Briss tiene muchos amigos. Uno de ellos se llama Juan.
Juan siempre lloraba cuando su madre se marchaba.Pero Briss le dijo un día:
–¿Quieres un beso de vainilla?
A Juan se le pararon las lágrimas cuando la escuchó, y notó un calorcito suave en la cara, que acababa en un sonoro…muaaa.
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