sábado, 12 de abril de 2014
Cuento de manzanas y naranjas
Erase una vez un niño que lloraba todos los días por una manzana que había visto en un árbol. Esta manzana era muy singular: redonda como bola de tenis y amarilla como pollito recién salido del cascarón.
Realmente era una manzana muy rara. Por eso el niño deseaba más que nada en el mundo poder darle un mordisquito.
¡Pero estaba tan alta! ¡Parecía tan lejana allá colgada de esa ramita! y ese árbol... tan lleno de espinas.
Todos lod días el niño lloraba por la manzana, veía que no era tan valiente porque no se atrevía a cortarla y lloraba todavía más cuando escuchaba a los otros niños del vecindario gritarle entre carcajadas:¡No seas bruto! ¿No ves que es una naranja?
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