DOCENTE DE PRIMARIA

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DAIP/CRT

jueves, 24 de abril de 2014

El sapo vanidoso



Un gusano que lo miraba con temor le gritó: ¡Lito, qué bien hueles hoy! .Así soy yo, sin ayuda de nadie respondió. El tembloroso gusanito que se escondía entre las hojas, sonrió y se cubrió. Mientras tanto, el sapo muy altivo de un salto aplastó a una indefensa flor. ¡Ay! dijo la rosa, ten cuidado señor sapo que me has hecho daño al darme un pisotón.

Cómo con tan grandes ojos eres cegatón. El sapo enfadado respondió: Ciego no soy, no me gusta que nadie se cruce en mi camino, favores no doy, todos necesitan de mí y yo no necesito de nadie. Que suerte tienes dijo la rosa. Yo para tener mi color necesito de la tierra, el agua, el sol, y el perfume me lo dio Dios.
 

La rosa que estaba escuchando le dijo. Salta Lito, salta, que de salto en salto a la superficie llegarás, tú lo puedes todo y no necesitas de nadie, de lo contrario yo te ayudaría. El sapo llorando su vanidad y viéndose perdido, gritó con mucho esfuerzo. ¡Ayúdenme, por favor! El gusano asomó su cabeza y moviendo su flácido y débil cuerpo gritó: ¡Lito, salta, salta que a la cima llegarás, tú lo puedes todo, no necesitas de nadie, demuéstralo!Y el sapo indiferente al dolor y lágrimas de la rosa, se fue saltando de flor en flor, sin darse cuenta que una noria estaba abierta y al fondo cayó ¡Auxilio! ¡Socorro! Ayúdenme, un sapo como yo no debe morir. La mariposa que lo escuchaba, se acercó y preguntó ¿Quien anda allí? El sapo, gritando, dijo: Soy yo, Lito, sácame de esta profundidad. Tú lo puedes todo, salta y salta y a la cima llegarás le respondió la mariposa en tono burlón.

Como el sapo, apenado y avergonzado, decía ya en voz baja: ¡Ayúdenme, por favor! Todos al mismo tiempo respondieron. Salta, salta que a la cima llegarás, tú no necesitas de nadie, ja, ja, ja y todos se reían del frustrado Lito. El sapo hizo nuevamente el intento de saltar, pero todo fue inútil porque el pozo era tan profundo que por más que saltaba no llegaba al borde.

Nina la mariposa, el gusanito y la rosa, al escuchar los gemidos del derrotado sapo, se compadecieron y lo ayudaron a salir. ¡Soy un sapito tan lindo y juguetón que aprendió una lección!.

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